March recuperó su nombre en esta radio

Palma

La mayor censura no consiste en prohibir que se hable mal de un personaje, sino en vetar que se pronuncie su nombre, ni para bien ni para mal.

Esta ley imperaba en Mallorca con Juan March Ordinas y todas las entidades vinculadas.

Es decir, con la palabra March a secas.

Era impronunciable, sonaba un pitido automático si intentabas articularla.

Cinco letras tan sencillas, la eme, la a, la erre, la ce, la hache.

Pues no había manera, ni siquiera te lo enseñaban en las redacciones, más te valía aprenderlo por tu cuenta.

Hasta que en los años noventa surgieron una serie de escándalos en los que aparecían tangencial o plenamente la eme, la a, la erre, la c y la hache.

Los informadores cursis salvábamos el engorro hablando de “una entidad mallorquina”, y a buen entendedor…

No contábamos con un grupo de periodistas, todas ellas mujeres y aguerridas profesionales, todas ellas trabajadoras de una emisora llamada Radio Mallorca.

Sin encomendarse a nadie, estas Valentes Dones preguntaban a cada rueda de prensa con políticos por un tal March.

Cambiaron la historia con frescura y naturalidad, como debe ser.

De aquel brote de normalidad insurrecta surge hoy la revolución de cambiarle el nombre de March a la vía fundamental de Palma.

Y ya que hablamos de franquismo, me molestan menos las calles dedicadas equivocadamente que los nombres impronunciables. Francamente.