Sin Djuka no hay paraíso
El Sporting se estrella contra dos muros: el portero del Alcorcón y su propia ineficacia goleadora sin el pichichi
Gijón
Echa espumarajos por la boca David Gallego cuando se le cuestiona sobre la djukadependencia goleadora de este Sporting, pero las evidencias no se pueden negar. Dos factores impidieron la victoria en un partido que el equipo rojiblanco tenía que haber ganado: la gran actuación del portero del Alcorcón, Dani Jiménez, protagonista de tres paradas sensacionales, pero también la falta de gol de todos los jugadores del Sporting que no sean internacionales por Montenegro. Sin Djuka, es casi misión imposible ver a un jugador del Sporting celebrar un gol. Y esa dependencia resulta tan evidente como preocupante. Trabaja Gallego para corregirlo, porque la posibilidad de una lesión del serbomontenegrino produce taquicardias, pero se desespera en su intento cuando tiene que recordarles a sus futbolistas durante los partidos que chuten, que lo intenten, que miren a portería contraria. En definitiva, que se quiten los complejos. Por ahora, siguen acomplejados.
El empate a cero ante el Alcorcón permite al Sporting alcanzar la notable cifra de 53 puntos, colocarse provisionalmente en un espectacular cuarto puesto y seguir invicto en El Molinón. Todo eso es fantástico. Pero tan cierto como todo eso es admitir que el resultado es malo y que resulta frustrante que un equipo tan competitivo, aspirante a todo, se haya dejado cuatro puntos ante dos rivales que tienen muchas posibilidades de acabar descendiendo (once si sumamos los partidos contra Castellón, Cartagena y Lugo).
También hay que admitir que el reto este viernes era mayúsculo. Jugar contra quien fuera sin cuatro jugadores titularísimos, entre ellos el máximo goleador de Segunda, uno de los mediapuntas más talentosos de la categoría, el hombre que dirige la orquesta desde el centro del campo o el lateral izquierdo titular constituía un desafío importante. Gallego apostó por Pablo García, Gragera, Pablo Pérez y Aitor García como sustitutos de los ausentes. Lo más llamativo fue lo del onubense, que empezó incisivo, generando peligro pero en su línea de no finalizar lo que empieza y que acabó difuminándose como la gaseosa hasta desaparecer.
El Sporting hizo una mala primera parte, sin apenas dejarse ver en ataque. No en vano, fue el Alcorcón quien tuvo las ocasiones más claras en la primera parte, ambas en las botas del nigeriano Kelechi Nwakali , que primero con un disparo desde 40 metros y después con un fortísimo lanzamiento en una acción de estrategia hizo trabajar a Mariño. El Sporting apenas disfrutó de dos llegadas: un disparo de Campuzano con la izquierda, tras un gran control orientado, se fue fuera por poco; posteriormente Pablo Pérez se dejó caer al mínimo contacto con un rival, renunciando a cualquier intento de chutar a puerta. Se justificaba el gijonés con grandes
El paso por el vestuario mejoró al Sporting. En ataque los rojiblancos dieron un paso adelante, pero se encontraron con un muro ajeno: las grandes paradas de Dani Jiménez. En el minuto 54 el portero desbarató una doble ocasión rojiblanca: primero repelió disparo de Nacho Méndez con la derecha y después el disparo de Víctor Campuzano, que se encontró el rechace en el área.
Veinte minutos después el Sporting disfrutó de otra doble ocasión. Primero fue Cumic el que, tras un contragolpe, no supo batir al portero y Campuzano no ajustó su disparo y lo lanzó lejos de la portería. El catalán pateaba el palo, rabioso, sabiendo que en sus botas había estado, en tres ocasiones a lo largo del partido, una victoria que podía haber mantenido encendida la llama del ascenso directo, que posiblemente se difuminará con el resto de marcadores. El Sporting sumó, pero menos de lo que debía. Lo mejor es que ya queda menos para que vuelva Djuka.
David González
Vinculado a SER Gijón desde 1998. Director de SER Deportivos Gijón y voz de los partidos del Sporting...