No es fatiga, es hartazgo

Asturias

Pues miren, no, no tengo fatiga pandémica; a mí lo que me pasa, es que tienen muy harta.

Después de un año mi paciencia está casi agotada.

Estoy cansada del escaso rigor en la adopción ciertas decisiones. Sirva como ejemplo, el lio que se ha organizado con la obligación del uso de la mascarilla en todos los espacios públicos. Se publica la Ley, la portavoz del Gobierno declara que en algunos aspectos está superada. Ciertas Comunidades dicen que en su territorio no será de aplicación - el ejemplo de Ayuso se extiende-y poco más de una semana después de dictar la norma esta va a ser "matizada".

Estoy perpleja porque en todo este tiempo no hayan sido capaces de establecer un sistema para que, los festivos y fines de semana, contemos con datos fiables sobre la incidencia de la pandemia.

Me enfada que la administración pública, en general, sigue funcionando "a medio gas" y que muchos edificios públicos continúen pareciendo auténticos fortines, a los que es muy difícil acceder.

Me fatiga cada vez que escucho a representantes de uno u otro colectivo exigiendo más ayudas, ser vacunados inmediatamente o, incluso, la administración de una vacuna determinada.

Me cansa la instrumentalización de la crisis sanitaria por parte de bastante políticos

Me indigna que se hable de libertad, cuando a lo que se refieren es a hacer exclusivamente lo que a cada uno le da la gana, sin importar el interés general.

Disculpen que hoy mi comentario pueda parecer especialmente negativo. ¡Vaya manera de terminar la semana! Sé que no todo se puede hacer bien. Comprendo que quienes tienen responsabilidades se pueden equivocar. Soy consciente de que es más fácil criticar que adoptar decisiones no siempre populares. Pero, creo que hay cosas, que se podrían hacer mejor. Mientras tanto, aunque mi paciencia se vaya agotando, seguiré cumpliendo las directrices y recomendaciones de las autoridades.

Y ustedes, ¿Qué tal lo llevan?