La llave y el cable
Francisco Benavent
Jerez de la Frontera
Dice el refrán que el tiempo es oro. Y el filósofo José Luís Sampedro, que el tiempo es vida.
Don Diego López de Morla y Virués de Segovia, primer Conde de Villacreces, nació en Jerez en 1787, en una familia de la vieja nobleza andaluza; fue el fundador de la desaparecida Caja de Ahorros de Jerez, como banco de descuento. Uno de sus sonados y extravagantes negocios fue vender a plazos relojes de bolsillo, además de tener uno de los primeros cafés cantantes de la ciudad.
En Jerez, sabemos de tiempo. No del climático, que también, pues agotamos desayunos hablando de ponientes y levantes, de viento seco y de humedad. Pero sabemos, sin saber, del tiempo. Es el tiempo el que ha modelado el paisaje de nuestro entorno, es el tiempo el que ha dibujado el devenir de nuestra ciudad, es el tiempo el que nos hace tener vinos extraordinarios, es el tiempo el que convierte una Soleá en una Bulería. Somos el tiempo que vivimos.
La Humanidad ha inventado aparatos para medir el tiempo: el reloj de sol, el de arena, el de cuerda, el de pilas, el eléctrico y actualmente, el atómico; y ha desarrollado una ciencia que estudia el tiempo y sus artefactos: la horología. Y en Jerez tenemos hasta un museo.
Pues lo tenemos todo, relojes de sol que funcionan solos, relojes a cuerda que sólo hay que darla, relojes sin poner al que le falta un cable...En la Iglesia de San Miguel, al reloj le faltan las agujas, algunos números y no funciona, el de la Iglesia de Santo Domingo, se paró hace años, el reloj del Gallo Azul sigue en las 12 y 25, sólo hace falta la llave que abre el portillo para darle cuerda. Al de la Caja de Ahorros dejó de darle cuerda alguien y el de Losada, el renovado, no está ni puesto y no le llega la electricidad, porque le falta un cable.
¡Y es que somos así, qué más da!