Primum non nocere
La Firma de Guillermo Granja
"Primum non nocere", la Firma de Guillermo Granja
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Palencia
El argumento del "primum non nocere" o, lo que es lo mismo, el principio de precaución, está siendo utilizado por nuestros gobernantes sanitarios, tanto nacionales como regionales, para justificar las medidas sobre la vacunación que están tomando. Totalmente falso.
También echan balones fuera y nos aseguran que siguen las pautas que les indican los expertos en esta materia. Nos mienten como bellacos.
¿Cómo es posible que, en base a esos razonamientos, se hayan dado tantos giros a la política de vacunación en España? Nos toman por tontos, pero la mentira tiene las patas muy cortas.
Los verdaderos expertos, que son la Agencia Europea del Medicamento o la Organización Mundial de la Salud, recomiendan poner todas las vacunas autorizadas a cualquier persona, sin distinguir por edades, sexos o patologías. Es más, cuando escuchas a los médicos españoles especialistas en la materia, algunos de prestigio mundial, corroboran estos estudios científicos.
Hasta ahora, la única vacuna que ha estado en el foco de la polémica, es la de Astrazeneca, a pesar de que en todas se están estudiando posibles efectos adversos de carácter grave. Ahora bien, en cualquiera de ellas son situaciones muy excepcionales y aún no se han encontrado evidencias científicas de la relación vacuna-efecto.
Sin embargo, nuestro gobierno nacional, con el apoyo, en el consejo interterritorial de salud, de todas las comunidades autónomas excepto Madrid, han aprobado la nueva estrategia de vacunación que impide que se ponga la vacuna de Astrazaneca a menores de 60 años, cuando no existe ningún informe de ningún experto sanitario que avale esta decisión. Todo lo contrario.
Lo curioso es que se agarran al principio de precaución para justificar esta decisión, pero se les olvida comentar unos datos que son significativos. En primer lugar, los posibles efectos adversos graves de una determinada trombosis alcanzan al 0,0001% de los vacunados. En el caso de la heparina, que se inyecta como si fuese agua, esta cifra es del 1%, o sea, hay 10.000 veces más probabilidad de este trombo con la heparina que con la vacuna.
Otro dato destacable, que no se ha tenido en cuenta, es que por cada millón de vacunas inoculadas se salvan más de 700 vidas con seguridad y más de 7000 ingresos hospitalarios. Es más, en el Reino Unido que han puesto más de 18 millones de vacunas de Astrazeneca aseguran que se han podido evitar más de 10.000 muertes con esta acción.
Para desbarrar más en esta pésima política de vacunación que se sigue en España, se anuncia que, para los más de 2.300.000 personas que han recibido la primera dosis de esta vacuna, se baraja no darles la segunda dosis o dársela de otra marca. Aquí han vuelto a poner a los expertos como pantalla.
Todos los especialistas, absolutamente todos los que he escuchado en estos días, recomiendan dar la segunda dosis con la misma que la primera, ya que no hay ensayos definitivos de los efectos secundarios que tiene el mezclar vacunas, lo que supone que les quieren usar como conejillos de indias. La opción de no dar la segunda dosis es aún más ridícula, ya que está demostrado que a partir de los 90 días la efectividad de la vacuna baja hasta un 35%, por lo que el nivel de protección es demasiado pequeño.
Muchas gracias por su atención y no se dejen engañar por los políticos, ellos sólo buscan su interés personal y no el colectivo.