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Inmovilizan en Málaga más de 5.000 artículos derivados del cannabis

Se han inmovilizado 2.770 productos de usos varios como útiles para la plantación de cultivos o para la inhalación de líquidos mediante cigarrillos electrónicos

Málaga

La Jefatura de Distrito Centro y del Grupo de Investigación y Protección (GIP) de la Policía Local de Málaga, junto con inspectores del Servicio de Sanidad y Consumo del Ayuntamiento de la ciudad, han inspeccionado un total de cinco tiendas dedicadas a la venta de productos derivados del cannabis, a raíz de las cuales se han inmovilizado más de 5.500 productos, denunciándose las infracciones correspondientes en materia alimentaria y de consumo, fundamentalmente por la carencia de un etiquetado acorde a lo exigible por la legislación española.

En cuanto al tipo de género inmovilizado destacan 1.705 productos alimenticios, tales como galletas, pasteles, chocolates, bebidas o caramelos, 832 productos comercializados con supuestos efectos terapéuticos, 129 productos cosméticos y 85 sustancias sin etiquetar.

Además de ello, se han inmovilizado 2.770 productos de usos varios como útiles para la plantación de cultivos o para la inhalación de líquidos mediante cigarrillos electrónicos o vaporizadores, así como sustancias para enmascarar el consumo de drogas en controles policiales, tales como un complemento alimenticio que al ser ingerido, supuestamente, elimina de la orina cualquier rastro de consumo de estupefacientes, llegando a comercializarse kits etiquetados como productos fetiche con dos bolsas autocalentadoras y un envase con líquido denominado “orina sintética”, además de un cinturón con velcro con un depósito para llenar con el líquido, provisto con una cánula, de modo que una vez colocado debajo del pantalón queda justo a la altura de la cremallera para evacuar el líquido y, de ese modo, poder eludir un test de detección de drogas o alcohol en orina.

En cuanto a los productos alimenticios, muchos de ellos carecerían de una descripción de su composición, especialmente en cuanto a presencia de alérgenos, falta de fecha de fabricación y caducidad, así como falta de lote o elementos que permitan su trazabilidad, detectándose en algunos casos que el etiquetado no venía traducido al castellano.

Dentro de los denominados productos terapéuticos, los policías locales se han encontrado fundamentalmente con una serie de envases variados con diferentes denominaciones que contenían en algunos casos flores secas de idéntico aspecto y olor a la marihuana, y en otros una resina de hachís, careciendo dichos envases de origen, composición, forma de uso, efectos, fabricante o importador.

A través de la investigación, los agentes pudieron comprobar posteriormente que dichas flores y resinas eran importadas a granel de otros países de la Unión Europea, siendo envasadas en las propias tiendas, utilizando un etiquetado realizado por ordenador en impresoras caseras en el que se ponía un número de lote inventando, con el gran riesgo que podría suponer la inhalación de dichas sustancias mediante cigarrillos realizados a mano, tipo porros, ya que las mismas carecen de control sanitario por parte de las autoridades españolas.

Otro de los aspectos a destacar es la presencia de una gran cantidad de tarros de cristal con dosificador en cuentagotas, denominados aceites de CBD (Cannabidiol), en distintas proporciones. Dichos aceites, cuyo fin es el de la ingesta por vía sublingual, carecen igualmente de control sanitario, siendo asimismo el envasado y etiquetado realizado por los propios responsables de las tiendas, omitiéndose aspectos tan importantes como su composición exacta, vía de administración, dosis, posibles efectos secundarios u otros, careciendo, además, de sistema de precintado que impida su manipulación, por lo que el consumidor no puede tener certeza del contenido real.

Otro dato que llamó la atención de los investigadores es que en la mayoría de estos productos se indica en el envase que no son para el consumo humano, siendo su fin el “coleccionismo o el uso técnico”, pretendiéndose con ello evadir posibles responsabilidades en casos de intoxicaciones o lesiones, si bien, agentes de paisano pudieron ser testigos de cómo los responsables de las tiendas informaban a clientes de los grandes beneficios que proporcionaba su ingesta y de las propiedades calmantes y relajantes de los mismos.

El marcado carácter lucrativo de los negocios queda patente con el precio base de los citados aceites milagrosos, que por cada 10 mililitros rondaba los 100 euros.

Además, los policías actuantes han tomado una serie de muestras de aquellas sustancias carentes de todo etiquetado, las cuales han sido remitidas a los laboratorios del Cuerpo Nacional de Policía para su análisis, pudiendo comprobarse que el porcentaje de THC se encuentra por debajo del 0.2 %, y por tanto, según jurisprudencia, se entiende que no existen responsabilidades penales por presunto delito contra la salud pública, independientemente de las infracciones administrativas en las que se pueda incurrir.

En lo que se refiere a los productos alimenticios, se ha hecho cargo el Servicio de Sanidad y Consumo del Ayuntamiento de Málaga, competentes en la instrucción de los correspondientes expedientes sancionadores, y que según han adelantado, serán destruidos debido a que su comercialización no es posible al no poderse comprobar la trazabilidad de los mismos.

El resto de los productos inmovilizados han sido puestos a disposición del Servicio Provincial de Consumo de la Delegación territorial de Salud y Familias en Málaga de la Junta de Andalucía, para su valoración y en su caso, la apertura de los correspondientes expedientes que procedan en base a las infracciones detectadas.

 

Jesús Sánchez Orellana

Jesús Sánchez Orellana

Director de contenidos de SER Málaga. Cubre además la información turística para la Cadena SER en Andalucía....

 
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