Menores tutelados

Valencia
Debía comparecer y lo hizo. La vicepresidenta Mónica Oltra ha dado explicaciones en las Cortes tras la sentencia que condena a su ex marido por abusos sexuales a una menor tutelada. Debía comparecer porque el fallo cuestiona duramente la actuación de su Conselleria, de la que dependen las políticas de infancia.
No estamos solo ante un caso personal que le salpique porque políticamente interesa. Es lo que insinuó su partido desde el principio. Desde ciertos sectores de Compromís se llegó a decir también que había machismo al señalar a Oltra y no al abusador. Pero es que el asunto tiene relevancia pública como ha demostrado una sentencia que entra de lleno a juzgar la actuación de la Conselleria de Oltra.
La propia vicepresidenta ha reconocido que todo el sistema falló a la joven. Es cierto, porque ni la protegió de los abusos ni luego la creyó. Es más, se ha cambiado el protocolo de actuación en estos casos. Claro que algo se hizo mal. Y a estas alturas no toca culpar a la herencia recibida del PP.
Esto nos debe llevar a reflexionar sobre cómo los menores tutelados quedan atrapados en la telaraña de un sistema supuestamente de protección. Que no les ampara y, sobre todo, que no logra revertir su situación de vulnerabilidad. La perpetúa. Y peor: no impide que haya quienes se aprovechen de este desamparo.




