La mejoría del Córdoba no basta para acercarse al milagro (1-1)
El equipo mejoró en actitud y juego, pero fue incapaz de derrotar a un gran Tamaraceite. El objetivo está un poco más lejos, pero aún quedan opciones
Córdoba
El Córdoba no pudo con el Tamaraceite y volvió a evidenciar que ni aun con una mejor actitud y un mejor juego, le da para más. Donde no hay, es complicado sacar. El equipo blanquiverde se vació en el campo, pero fue incapaz de ganar al equipo del barrio de Las Palmas de Gran Canaria. Lo tuvo en la mano, con un disparo final de Moutinho, pero fue imposible.
Es más, el empate pudo ser hasta un resultado justo a tenor de los méritos de uno y otro equipo. Quizá el Córdoba mereció más, pero no se puede decir que ese reparto de puntos sea un marcador injusto.
Lo peor de todo es que el Cádiz ganó en la ciudad deportiva del Sevilla y puso en bandeja a los de Germán Crespo, la opción de engancharse de verdad a la permanencia, pero ni por esas. De estar a un punto del Sevilla Atlético, a mantenerse a tres a falta de seis por disputarse. Hace falta un milagro, pero de verdad.
Del partido en sí, solo reseñar la mejoría en la actitud y en el fútbol del equipo. Y eso que Crespo no solo no revolucionó el equipo, sino que solo dio entrada a Puga del filial y volvió a dar sitio a jugadores como De las Cuevas, que aunque marcó el gol blanquiverde, no compensará su lamentable temporada.
También apareció Piovaccari al final, pero sus únicas intervenciones en el partido fueron para demostrar una semana más su individualismo y sus ganas de ser protagonista. De juego y ocasiones, nada.
El gol de De las Cuevas pareció premiar el mejor juego local, pero el penalti aburdo e inocente cometido por Puga sirvió para el empate canario y a partir de ahí, llegaron los nervios y la ansiedad. Se sabía que el Cádiz B había ganado, pero ni por esas. Moutinho la tuvo al final pero la parada del portero evitó la gran alegría que esperaban los aficionados.
Ahora toca apelar al milagro y a ganar en La Línea. No hagan números. No sirven de nada. Solo queda ganar y ganar (y esperar).