C3A, tocado

Córdoba

No hay que ser experto ni en arte ni en gestión, para entender que, estando ya bien entrado el siglo XXI, una exposición sobre el arte cristiano premedieval y medieval, poco tiene que ver con lo contemporáneo y, por lo tanto, ubicarla en un centro como el C3A no parece lo más adecuado. Pero también es verdad que la exposición no tendrá lugar sólo allí, sino en más lugares emblemáticos de la ciudad.

Una gestión adecuada de la nueva dirección del centro, quien sabe, podría dedicar la parte de la exposición que se ubique en el C3A, a contextualizar lo que era arte contemporáneo entre los siglos IV y VIII. Eso lo veremos cuando se realize la exposición, pero siempre puede servir de inspiración, cuando lo que se pretende, claramente, es darle uso a un edificio, con el que parece que no se sabe muy bien qué hacer. De paso, también puede invitar a muchos cordobeses a cruzar el Guadalquivir, cosa que a veces nos cuesta mucho.

En cualquier caso, el malestar entre los artistas contemporáneos, cordobeses o no, es comprensible. El C3A es único en España, dicen los expertos, y no es un museo, ni un centro de exhibiciones, sino un centro de creación, y su actividad creativa debe ser el principal foco de atención. Costó un dineral, tardó en arrancar y gran parte del equipamiento no funcionaba. Es normal que ahora, sin dirección artística, un anuncio como éste puede generar preguntas entre los malpensados: ¿qué va a ser lo siguiente?, ¿abrir los domingos, para que las parejas se hagan fotos de boda en una arquitectura excepcional? Es exagerado y malicioso lo que les digo, pero no debemos olvidar que Córdoba, con sus miles de años de historia y su mezcla cultural, también es la ciudad en la que no hace tanto, se formó revuelo por un cuadro que no era ni religioso, ni formaba parte de una exposición religiosa. Tanto revuelo, que alguien decidió apuñalarlo. Así que cuando a los artistas de hoy día, que cuentan con un oasis para la creación, les meten un crucifijo en el taller, es normal que frunzan el ceño.