Hacer el oso

Asturias

¡Qué suenen las fanfarrias, retumben los timbales y repliquen las campanas! El oso dejará de ser una especie en extinción. Los asturianos lo hemos conseguido, a base de tesón, intenso trabajo y porqué no decirlo también unos cuantos miles de euros. Desde Paca y Tola han pasado muchos años y el esfuerzo ha merecido la pena. Además, qué duda cabe, la presencia de los plantígrados habla muy bien de nuestro Paraíso Natural y nos asegura recursos económicos, por los miles de turistas que vendrán cada año a visitarnos en busca de esa idílica foto de un osezno. Lo único que me inquieta es que nos pasemos de frenada y los osos se acerquen demasiado a los pueblos en busca de alimentos y puedan generar situaciones de riesgo. Ya ven lo que ha pasado con los jabalíes, que campan a sus anchas y hemos tenido que recurrir a avezados arqueros para frenar su población. La reflexión que me hago es que si en treinta años hemos conseguido recuperar la fauna, no estaría de más dedicarnos ahora a repoblar nuestras alas y nuestras aldeas y brañas con seres humanos. Porque lo que de verdad está en peligro de extinción es el asturiano, y no me refiero a la lengua. Les recuerdo que Asturias lidera el descenso de población, que hemos perdido 7.224 habitantes y que dieciocho concejos cuentan ya con menos de mil habitantes. O sea, que o nos ponemos serios o aquí solo van a quedar animales. Tal vez por ello nuestros políticos han dejado en el limbo el proyecto del área metropolitana, la gran ciudad astur. Y puestos a pedir, también me gustaría implorar por otra especie en peligro de extinción: el trabajador del metal. Si dejamos talibanizar la industria con un ecologismo extremo y miramos para otro lado, nuestras empresas tienen los días contados y la despoblación no tendrá límites. Eso sí, osos, lobos, jabalíes y hasta el lince ibérico, si quiere visitarnos, tendrán más espacio. Y lo que no pretendo, se lo aseguro, es hacer el oso con este tema, que es muy serio.