El mundo de Saúl

Las Palmas de Gran Canaria

Creo que nunca les he hablado de mi sobrino. Se llama Saúl, tiene casi 4 años y, como buen tío sin hijos, me tiene enamorado. Gracias a Saúl he reaprendido a ver lo bueno de la vida. Esas cosas importantes que observábamos de niños y que con el paso de los años vamos olvidando. Como buscar el lado divertido de todo, quedarte con los que quieres y pasar del resto, o ver el mundo con otros ojos. Como el otro día, que mientras corría de un lado para otro, mi hermana le dijo que se sentara a pintar y que dibujara el Planeta.

El enano dibujo una especie de continentes. Le pregunté que cuáles eran esos países y me dijo, con su cara de pillín: "esto es casa de Saúl, esto es casa abuela, esto el colegio y esto el parque". Su mundo es casi tan pequeño como él. No tiene ni continentes, ni naciones, ni fronteras, ni nada parecido; su mundo es aquello que conoce. Me hizo gracia esa visión tan reducida de La Tierra. Todavía no ha estudidado Geografía y no le han enseñado esa división del Planeta que hemos hecho los humanos y que, paradójicamente, nos ha separado como humanidad.

El mundo de los adultos es mayor que el de los niños pero, sin duda, está más dividido. Y lo estamos viendo con esta pandemia. Con ella, la Naturaleza nos ha recordado que el Planeta es un sólo globo, para los conspiranoicos es un circulo plano. Pero bueno, a lo que voy, es una sola cosa, no centenares de países. Aún así los humanos nos empeñamos en fracturar el planeta y por eso vemos cosas como las que están pasando en la India, donde los casos de COVID-19 se multiplican por segundo, mientras que en los llamados países desarrollados, cada vez tienen a más personas inmunizadas. Es lo que tiene el dinero, el que más tiene es capaz de comprar más vacunas y, por lo tanto, salvarse antes que el resto.

Los epidemiólogos llevan tiempo avisando de que tendríamos que luchar con ese egoísmo capitalista tan de adultos, aunque sea por puro egoísmo. Si ayudáramos a vacunar a los que menos tienen frenaríamos la pandemia antes, evitaríamos nuevas cepas como la que acaba de surgir en India y conseguiríamos que el Planeta fuera más seguro. Pero mientras en Estados Unidos, por ejemplo, ya se están vacunando a los adolescentes, en otros países no han visto ni de lejos la Pfizer, ni la Moderna y, seguramente, allí no le pondrían tantos reparos ni a la AztraSeneca. Así las muertes, entre los que menos tienen, siguen al alza.

Ayudarnos unos a los otros es una cosa de lógica, seguro que si le preguntáramos a un niño, como a mi sobrino, lo vería claro. Pero los adultos nos empeñamos en hacer todo más difícil. Espero que Saúl tarde mucho tiempo en descubrir el mundo de los mayores porque sin duda el suyo es mucho mejor.