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El Sporting defiende su zona de confort

Los rojiblancos dan por bueno el empate en Butarque, que les sirve para aguantar una jornada más en puestos de playoff

Babin despeja un balón ante la atenta mirada del resto de la zaga rojiblanca. / LaLiga.com

Sabedor del impacto psicológico y numérico que hubiera supuesto el riesgo de quedarse fuera de puestos de playoff a solo cinco jornadas del final y tras toda la temporada en ellos, el Sporting celebró casi como un triunfo el empate a cero en Butarque. Incapaz de ganar, lastrado por el agujero negro goleador en el que se ha metido (cuarto partido consecutivo sin marcar y sin apenas generar ocasiones), el equipo gijonés decidió asegurar lo máximo a lo que podía aspirar: un empate sin goles que, haga lo que haga el Rayo Vallecano el lunes, le mantendrá entre los seis primeros al término de la jornada, aunque con el Girona ya mirando de tú a tú. Vestido de morado, el Sporting demoró el momento de la reacción, aplazándolo hasta la cita que ha convertido en auténtica final: el partido contra el Lugo en El Molinón.

Igual que un coche que circula a 100 kilómetros por ahora necesita entre 80 y 90 metros para frenar totalmente ante la aparición de un obstáculo, el Sporting está frenando progresivamente su caída. Lleva cinco partidos sin ganar, aunque por sí mismos dos empates fuera de casa, uno ante el cuarto clasificado (que aspiraba a ponerse tercero) son dos aceptables resultados. Igual que el final de la buena racha (diez partidos sin perder) se solapó con el comienzo de la mala (cinco sin ganar), el vestuario y el sportinguismo confían en que suceda lo mismo con la nueva tendencia positiva, para tratar de recuperar el colchón que tenía el equipo y que ahora ya ha desaparecido.

El Sporting fue de más a menos en Butarque. Atrás quedó aquel equipo que maduraba los partidos y encontraba el premio en las segundas partes. Ante el Leganés el equipo de Gallego limitó todo su bagaje ofensivo a la primera mitad y en la segunda prácticamente se limitó a defenderse, en parte por actitud y en parte por aptitud. El equipo, ofensivamente, no dio para más.

Al margen del punto, lo mejor del viaje a Leganés fue la recuperación de Manu García, que tuvo más protagonismo y más brillantez que en partidos anteriores. En sus botas estuvo la primera ocasión del partido, tras un saque en largo de Mariño para que Saúl García recorriera una autopista desierta antes de ceder al mediapunta, que para convertirse en alternativa goleadora a Djurdjevic debe afinar el punto de mira. Falta hace, porque el pichichi parece haber tocado techo y a su lógico agotamiento se suma el perfecto control que de él tienen ya los rivales. En Butarque Djuka solo tuvo un mínimo protagonismo cuando salió del área pepinera, desde donde trató de cambiar de rol y convertirse en asistente en un par de ocasiones.

Otra alternativa es Aitor García, que tras meses de ser un permanente quiero y no puedo, parece empezar a afinar. Suyos fueron los dos únicos disparos del Sporting entre los tres palos, ambos desde lejos y con la zurda; a ambos respondió bien el portero Asier Riesgo, especialmente al segundo de ellos, que buscaba la escuadra cuando las yemas de los dedos del portero del Leganés lo desviaron.

En la segunda mitad el Sporting estuvo a merced del Leganés, aferrado a su seguridad defensiva pero absolutamente nulo en ataque. No sufrió demasiado el equipo gijonés, salvo en una acción en la que Gaku le perdonó la vida apareciendo por sorpresa en el área y rematando de cabeza desviado. También se asustaron los rojiblancos cuando Mariño temió por su integridad física tras recibir un pisotón, aunque la acción no fue más allá. El portero recuperó las buenas sensaciones y esto también es noticia (y de las buenas).

Tardó David Gallego en mover el banquillo, aunque visto el resultado tampoco hacer cambios antes hubiera garantizado el éxito. Se les hizo largo el encuentro a Gragera o Nacho Méndez, pero la entrada de Gaspar, Cumic o Pedro Díaz no sirvieron para mejorar el equipo ofensivamente. El equipo dio para no perder en Leganés y eso fue lo que hizo.

Al margen de los vaivenes de la temporada y de las sensaciones recientes, el Sporting llega a las cinco últimas jornadas posicionado y dependiendo de sí mismo. Los objetivos, en todo caso, no vale con rozarlos: hay que conseguirlos. El equipo debe hacerlo para darle color a un año muy gris para una entidad en grave situación económica, con su filial descendido a la quinta categoría del fútbol español y año y medio perdido de trabajo en su fútbol formativo, por el cierre de Mareo. El ascenso del primer equipo arreglaría parte de estos males; el mero hecho de jugar el playoff no, aunque al menos supondría una pincelada de color en un año que puede pasar de ilusionante a lamentable en la historia del Sporting. Tiempo habrá para analizarlo con sosiego. Ahora todos los sentidos deben centrarse en ganarle al Lugo.

David González

David González

Vinculado a SER Gijón desde 1998. Director de SER Deportivos Gijón y voz de los partidos del Sporting...

 
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