La ignominia de las vacunas contra el COVID

Santa Cruz de Tenerife
Una de las mayores vergüenzas de la pandemia ha sido (lo es aún) la mercantilización de las vacunas: científicos de altísimo nivel enriqueciéndose a costa de los muertos por COVID. Una ignominia global que, como humanidad, nos deja a la altura del betún.
170 premios Nobel fueron los primeros en reaccionar, exigiendo en una carta pública lo que es de sentido común: que se anteponga la salud mundial al monopolio comercial. Se sumó un centenar de ex jefes de Estado. Después, India y Sudáfrica, dos de los países más afectados por la pandemia, lanzaron un desesperado llamamiento a la Organización Mundial del Comercio para suspender, temporalmente, las patentes. Esas reglas de propiedad intelectual que limitan su libre fabricación y su distribución en los países pobres. El último en sumarse ha sido EE.UU. Su apoyo es histórico y quizá permita para doblegar la avaricia de unos pocos, aunque sea por poco tiempo. Menos da una piedra.

Marta Cantero
He trabajado en diversos medios de comunicación de las Islas, tanto en Gran Canaria como en Tenerife,...




