Caer está permitido. Levantarse es obligatorio

Huelva

El Recreativo de Huelva certificó su descenso a la 3RFEF sin necesidad de saltar al terreno de juego del Nuevo Colombino. El triunfo de Las Palmas durante la mañana del domingo hizo del choque ante El Ejido un partido intrascendente para los albiazules, que saltaron al césped ya como equipo descendido.

Lo que aquí contamos no es más que un epitafio sobrevenido de manera silenciosa, casi anestesiada. Lo que en cualquier momento hubiera supuesto un completo estruendo, una hecatombe que resonaría en cada rincón del fútbol español y de la Vetusta Onuba, se llevó a cabo del mismo modo que aparece una humedad en la pared: poco a poco, de manera progresiva, hasta que el resultado final no sorprende a nadie, casi forma parte del decorado.

Porque esta crónica no es la crónica de un partido, sino la de un proceso. Un proceso de descomposición, un fallo multiorgánico que fue avisando con tiempo de lo que se venía encima y que ha resultado imparable. Lento, pero seguro. Un proceso que se vio escenificado en todo lo que ocurrió sobre el terreno de juego, pero también fuera de él.

Si había poca expectación en torno al resultado antes de saber que era matemático el descenso de categoría, no es difícil imaginar lo que interesaba a nadie a partir de ese momento. Por eso, quizá, ahí estaba todo el interés del partido: en el desinterés, en la desgana, la apatía, la desilusión y el desdén. Se había especulado mucho durante la previa del choque respecto a cuántos aficionados podrían entrar en estadio debido al cambio de medidas. Finalmente, fueron 800 los que pudieron entrar y 800 las entradas que se retiraron, aunque no está muy claro que finalmente hubiera 800 aficionados en las gradas. Estaba claro que quien se acercase al Colombino no lo iba a hacer para disfrutar del partido, sino para expresar su enfado, si es que le quedaba. Los que ni se acercaron ya empezaron a castigar con su indiferencia.

Así las cosas, desde que el equipo saltó al terreno de juego a calentar se empezaron a escuchar pitos y reproches desde la grada, al tiempo que aparecía una marabunta de globos negros en señal de duelo, de funeral. Por momentos, se escuchaba algún cántico de aficionados contra los jugadores, pero era ahogado por una megafonía que incluso pareció estar más alta que en partidos anteriores, lo que enfadó aún más a los recreativistas que se encontraban en la grada.

A la salida de los vestuarios para empezar el choque, se escuchó la primera pitada fuerte, que poco después se vio acompañada de un claro "jugadores mercenarios" o "esta camiseta no la merecéis". Fueron letras que se repitieron en varias ocasiones. La nota discordante llegó antes de que se cumpliesen 5 minutos de partido. Después de que los aficionados albiazules jaleasen el juego del equipo rival, gritando "olé" a cada pase que completaban, llegó un remate que intentó sacar sobre la línea Nauzet. En el barullo, el árbitro decretó penalti y expulsó con roja directa a Miguel Cera. El onubense se marchaba incrédulo y entre lágrimas al tiempo que la grada le distinguía con un sonoro y sincero aplauso. Fue una raya en el agua.

El penalti entró y se cantó gol. Se cantó gol del rival. La grada dejó claro que estaba para todo menos para animar a los suyos. El despecho con el que trató a los jugadores durante todo el partido fue ciertamente llamativo. Tanto que incluso el gol de Quiles, otra vez Quiles, gozó de un primer amago de celebración que rápidamente dio paso a nuevos pitos. Antes de eso, en el minuto 12, se escuchó el Decano de mi alma como iniciativa promovida por el Trust junto con los globos negros.

Así se llegó al descanso y lo que se escuchó fue lo mismo que al inicio de la segunda parte. Pitos tímidos, ahogados por la megafonía y regados de apatía y desgana, como si el aficionado pensase que los jugadores no merecían ni el mínimo esfuerzo que tenían que hacer para eso.

Los cambios en el Decano también sirvieron para que cada futbolista se llevase su correspondiente reprimenda, prácticamente sin excepción. La única, la del canterano Fran. Fue el otro indultado de la tarde junto con Cera.

Especialmente activa se mostró la grada en el momento en que emergió desde el banquillo Jesús Valentín. El central canario, desaparecido del equipo desde hace varias semanas, salía a calentar y fue blanco de críticas y reproches desde el primer momento. Fue en ese lapso de tiempo cuando llegó el segundo gol de El Ejido. Autogol de Diego Jiménez que la grada celebró.

Pero lo de menos era el resultado. Justo después de eso llegó uno de los momentos más tensos del partido. Quiles fue sustituido y, en un primer momento, fue despedido con mayoría de aplausos y algunos pitos aislados. En principio, parecía un indultado más, pero al llegar al banquillo, se giró para responder a un aficionado y esto desencadenó la reacción de la grada en conjunto: “Quiles vete ya”. El mejor jugador del equipo, máximo goleador con 13 dianas y canterano recreativista señalado mientras reivindicaba su condición de onubense, su esfuerzo y su dolor. Una fotografía que nadie hubiera querido ver, pero que enmarca a la perfección a lo que se ha llegado esta temporada y tremendo daño que supone.

Con ese cóctel se llegó al final del partido, en el que se volvió a escuchar más de lo mismo. Es el momento de la aceptación, de entender que lo hecho, hecho está; y empezar a pensar en la reconstrucción. En medio de los pitos a todos los jugadores, Quiles se acercó a la grada y habló con muchos aficionados. Lo que saliera de esa conversación sólo lo saben ellos, pero el jugador se marchó entre aplausos. Dar la cara parece una manera, cuanto menos adecuada, de acabar este trance y tratar de comenzar uno nuevo.

Por cierto, el partido acabó con derrota del Decano por 1-2, aunque eso ya es lo de menos.