Sociedad

Cuando Lorca tembló Cruz Roja respondió

Voluntarios de Cruz Roja prestan asistencia a vecinos de Lorca tras los terremotos / Cruz Roja Española

Murcia

Cruz Roja Española ha echado la vista atrás cuando se cumplen diez años del terremoto que tuvo lugar en Lorca el 11 de mayo de 2011, momento en el que esta organización respondió de inmediato a la catástrofe prestando ayuda de emergencia y desplegando un dispositivo con una coordinación sin precedentes. Se trata de una labor de asistencia que esta ONG siguió prestando tras la catástrofe, con algunas acciones que perduran en la actualidad.

"Han pasado diez años, pero parece que fue ayer", rememora Cruz Roja, que recuerda que el 11 de mayo de 2011, un seísmo de 5,2 en la escala de Richter golpeó la localidad murciana de Lorca, causando la muerte de nueve personas, cientos de heridos y graves daños estructurales en la ciudad. El 80 % de viviendas se vio afectado.

Todo empezó a las 17.00 horas, cuando vecinos de la Región de Murcia e, incluso, de otras provincias limítrofes, sintieron un movimiento premonitorio de intensidad 4,5. A las 18.47 horas, se produjo la peor sacudida y, hasta las 22.37, siguieron registrándose réplicas.

Aunque Murcia se encuentra en la zona de mayor actividad sísmica de España, no existían precedentes de un suceso similar: fue uno de los terremotos más graves de la historia de España, con miles de afectados que aún siguen recuperándose de la onda expansiva, según informaron fuentes de esta ONG en un comunicado.

"Siempre hemos tenido movimientos, pero nada comparable", describe Juan Carlos García, quien entonces era el presidente de Cruz Roja en Lorca, cuya sede también se vino abajo. Recuerda que los primeros momentos fueron de "mucha confusión" ya que Cruz Roja recibía llamadas de todas partes alertando de que se caían los edificios. "Al escuchar la palabra 'muertos', nos dimos cuenta de que era algo muy grave", apostilla.

El Ayuntamiento de Lorca les reunió para coordinar las primeras acciones de evacuación del municipio, "porque incluso el hospital estaba siendo vaciado", pero, al mismo tiempo que prestaba asistencia en la catástrofe, García intentaba localizar a sus familiares. "No sabía dónde estaban ni mi mujer, ni mis hijos, ni mis padres. Esperaba que se hubiesen ido a la casa de la playa", recuerda con angustia.

La reacción de las organizaciones humanitarias resultó esencial en los peores momentos de emergencia, pero también durante los días --incluso los años-- posteriores. En un primer momento, Cruz Roja se centró en la asistencia médica y la cobertura de las necesidades básicas de las personas afectadas.

Con el paso de los días, cerca de 200 personas voluntarias, procedentes de toda España, abandonaron sus responsabilidades cotidianas y se integraron en las tareas de ayuda para atender a las más de 12.000 personas damnificadas.

La Organización tuvo que realizar una labor de coordinación sin precedentes y recurrir a procesos innovadores que nunca se habían probado sobre el terreno, como el centro de mando único o el uso de las redes sociales. Se extrajeron aprendizajes decisivos que han sido claves en catástrofes posteriores.

Voluntarios de Cruz Roja prestan asistencia a vecinos de Lorca tras los terremotos en el recinto Huerto de la Rueda / Getty Images

CRUZ ROJA DURANTE LA EMERGENCIA

En las primeras horas tras el terremoto, la prioridad fue la salud y dar respuesta al hecho de que más de 20.000 personas no tenían dónde pasar la noche mientras se sucedían hasta diecisiete réplicas del seísmo. Cruz Roja se concentró en reforzar los servicios sanitarios públicos, instalando más infraestructuras básicas en carpas y tiendas, donde se atendía a la población.

En total, tres hospitales de campaña, 24 ambulancias y dos centros de coordinación. También se procedió al reparto de agua, alimentos y otros bienes de primera necesidad, como 2.800 equipos higiénicos, kits infantiles y 11.000 mantas.

Había que darle techo a aquellas personas que se habían quedado sin él, así que cuatro Equipos de Respuesta Inmediata en Emergencias (ERIE), especializados en albergues, junto con la Unidad Militar en Emergencias (UME), organizaron la acogida temporal de personas damnificadas.

Por último, fue muy importante el apoyo psicosocial a las víctimas directas e indirectas del suceso, para lo que se designaron cuatro ERIE, integrados por psicólogos, personal sanitario y trabajadores sociales, que en todo momento estuvieron en contacto con las personas afectadas.

Había que prestar especial atención a la infancia, por lo que, junto a los equipos especialistas en psicología, Cruz Roja Juventud desarrolló actividades de ocio y talleres dirigidos a niños y niñas para detectar el grado de afectación psicológica y empezó a poner en marcha actividades de recuperación.

Voluntarios de Cruz Roja atienden a unos niños en Lorca / Getty Images

INTERVENCIÓN EN LOS CAMPAMENTOS

Un total de 1.500 personas de Lorca resultaron damnificadas después de la catástrofe, algunas de las cuales reubicaron en casas de familiares o viviendas de alquiler. Otras terminaron en las 30 alojamientos temporales para satisfacer las necesidades de vivienda de las personas que se encontraban en el campamento de La Torrecilla y otras que estaban realojadas en viviendas de familiares o amigos.

Lorca se ha convertido en un referente mundial sobre la recuperación de una ciudad devastada, pero también alberga el triste relato de lo longevas que pueden ser las consecuencias de un terremoto, según Cruz Roja, que recuerda que hubo que trabajar en el diagnóstico social y económico de la población para determinar quién necesitaba cobertura y de qué tipo debía ser.

Cruz Roja tuvo que seguir prestando ayuda a cerca de 4.000 personas, para lo que fue necesario recaudar fondos --todavía en 2017, el gasto se estimaba en 3,5 millones de euros anuales--. A partir de esta financiación, se construyeron casas prefabricadas y se concedieron ayudas al alquiler, además de desplegar un plan de cobertura de necesidades básicas.

Un colectivo de personas vulnerables especialmente perjudicado en esta catástrofe, fueron los niños y niñas y los jóvenes afectados por el terremoto. Cruz Roja puso en marcha proyectos para facilitar a este colectivo, el material escolar necesario para fomentar su integración en los centros educativos, así como realizar actividades lúdico-formativas en los tres meses previos a la vuelta al colegio.

Se desarrolló un diagnóstico de las necesidades de material escolar, así como también se proporcionó ayuda en cuanto al transporte escolar, desde el año 2011 hasta el 2015.

Además, también se proporcionaron ayudas en cuanto a las escuelas de verano, facilitando un espacio de participación para niños, niña y jóvenes, orientado a incentivar las capacidades y valores necesarios para su educación integral, en un marco lúdico-recreativo. Se realizaron actividades de Ocio y tiempo libre en el verano del año 2011 y 2012 durante los meses de julio y agosto.

Desde el terremoto del 2011 hasta la actualidad se ha venido desarrollando Escuelas de verano, orientadas a paliar las consecuencias directas e indirectas del terremoto, en las familias con menos recursos del municipio.

En estos años, 1.770 niños y niñas se han podido beneficiar de un espacio en el que poder disfrutar de acciones de ocio educativo con más de 100 voluntarios y voluntarias, tanto de la propia Asamblea de Lorca como de otras asambleas que han apoyado durante cada convocatoria.

 
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