Gol en Las Gaunas: 'Resiliencia'

Logroño

Centésimo nonagésimo noveno Gol en Las Gaunas que llega, eso sí, con una nueva derrota del Logroñés, nueva goleada ante otro de los gallitos de la categoría, un Girona que pasó como un huracán por Logroño, hizo cuatro goles a balón parado y se puso a preparar cuanto antes su próximo compromiso liguero. Ni sufrió ni se desgastó en Logroño, y eso es lo que vuelve a abrir las heridas en las magulladas carnes de los aficionados blanquirrojos que piensan con cierta razón que qué menos que por lo menos hacer sufrir a los equipos que son netamente superiores, como sí consiguen otros equipos que también andan en los puestos bajos de la tabla.

Pero es que este Logroñés se arruga ante los mejores equipos. Intenta competir, no lo consigue y se aleja del partido para incluso manifestar que ni compite. Ya le ha pasado unas cuantas veces esta temporada: en Mallorca, en Cornellá, y en las visitas a Las Gaunas del Sporting, del Espanyol o del propio Girona. Se hunde contra los mejores.

Y es verdad que esto puede pasar, y no sería más problema de no ver la situación clasificatoria del equipo en estos momentos y observar a continuación que los dos últimos partidos a domicilio de este equipo serán ante el cuarto clasificado, Leganés, y el tercer clasificado, el Almería. Entonces, un escalofrío recorre nuestro cuerpo.

Restan doce puntos, el equipo suma 41. Lo suyo sería llegar a los 50 para no sufrir. Por tanto, necesita 9 si la situación se pone realmente extrema. Pero está tan chunga la cosa que ahora mismo nos conformamos con no perder en Butarque, que sería una gran noticia para jugarse la vida ante el Fuenlabrada el miércoles que viene aquí en Las Gaunas.

Después de no haber ganado a Cartagena ni a Castellón, ni haber empatado al menos contra el Girona, las cuentas empiezan a ir realmente justas. No le va a sobrar ni un punto a este equipo.

No sabemos exactamente si harán falta 47-48... para salvarse. Cuantos menos, mejor, obviamente. Más allá de esta frontera, la permanencia ya parece un imposible para los blanquirrojos. Y es que nos aferramos a ganar los dos partidos que restan en Las Gaunas ante dos equipos que no se van a jugar gran cosa para seguir ganando tiempo al tiempo en la implantación del fútbol profesional en nuestra región.

Todos coincidimos, al menos los que pensamos en positivo, que ha costado mucho llegar hasta aquí. Que solo existen cosas positivas para el fútbol riojano mientras haya un equipo en la Liga de Fútbol Profesional. Por eso, debemos seguir reconociendo el mérito que tiene el haber llegado hasta aquí, y por supuesto reconocer lo complicado que es mantenerse. Pero ya puestos, claro, es normal, la exigencia de reclamarles a estos futbolistas que se mantengan esta temporada.

Y es que sobran los motivos: para ver al equipo en Segunda, para que este paso por la LFP no sea como una especia de sueño de Antonio Resines, para que se siga estructurando el fútbol riojano desde un referente de peso más allá de sentimentalismos de quienes llevan un apellido que fue histórico pero ya no lo es.

Hay en juego algo más que doce puntos. Eso está claro. Pero tras tantas derrotas cuesta mantener vigente el sueño de la permanencia. Es normal. Cuesta mucho seguir enchufado con el equipo cuando además no se puede ir al estadio. Creedme que los jugadores echan de menos a los aficionados. Os echan de menos, aun sabiendo que se hubieran llevado alguna pitada que otra y con justa razón, reconocen en privado. Pero saben los futbolistas del Logroñés que con sus aficionados, cuando un partido se complica, encuentran en el apoyo de su gente motivos para seguir corriendo.

Y es lo que deben hacer en los próximos cuatro partidos, correr como si fuera el último encuentro de su vida. Porque quizás, para más de uno, sea realmente el último partido que vayan a jugar en su vida en Segunda, así que no estaría mal pasar a la historia como aquella plantilla que logró la salvación en la última jugada de la última jornada. Porque Logroño y La Rioja necesitan tiempo en La Liga de Fútbol Profesional.