Panda de descerebrados
La Firma de Guillermo Granja
"Panda de descerebrados", la Firma de Guillermo Granja
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Palencia
En mi opinión, existen muchos descerebrados en este país, demasiados quizás. Están infiltrados en todos los estamentos de la sociedad y, por lo que escucho, van a más.
Voy a comenzar a describir a un importante grupo de ellos que, el pasado domingo de madrugada, salieron como posesos a la calle dando la impresión de que no hubiese un mañana.
La inmensa mayoría eran jóvenes que gritaban "por fin libres", "libertad" y otras consignas más propias de la ingesta de alcohol. Algunos los justifican porque ha sido muy duro para ellos no poder salir los fines de semana por la noche de juerga. A mí me da mucha pena si esta es la juventud que nos va a dar el relevo en poco tiempo.
Su nivel de sacrificio, salvo muchas y honradas excepciones, es ínfimo. Hemos generado un colectivo egoísta que sólo piensa en ellos y no en el bien común ni en la sociedad en su conjunto.
Lo que sucedió esa noche y que, muy probablemente, vuelva a ocurrir los próximos fines de semana ha sido deleznable, injustificable y, a mi modesto entender, un delito penal grave.
La quinta ola la vamos a padecer en un breve espacio de tiempo, ya que hemos cometido los mismos errores que se hicieron en las Navidades. Menos mal que la vacunación está avanzando en el grupo de personas mayores y ya corren un riesgo bastante inferior de contagiarse y, aún menor, de morir.
Lo que se viene comprobando en los últimos días es que cada vez son más jóvenes las personas que ingresan en los hospitales y en las UCIs; pero les da igual, se consideran inmunes y que a ellos no les va a suceder nada. Tampoco a sus padres o tíos o amigos de mayor edad que ahora son los que están sufriendo en sus carnes los efectos más graves de esta pandemia.
Por otra parte, creo que nuestros gobernantes también pertenecen a este grupo tan significado. ¿Cómo es posible que sabiendo lo que iba a suceder no tomaran medidas drásticas para evitarlo? ¿Por qué el gobierno central no ha cumplido su promesa de establecer una normativa que amparase la labor de las comunidades autónomas sin tener que recurrir a los juzgados? ¿Por qué, si no creía en esa posibilidad, no ha intentado extender el estado de alarma?
Pero los gobiernos regionales no se quedan atrás, en concreto en Castilla y León podríamos preguntar ¿por qué no han solicitado el estado de alarma para nuestra región? ¿Por qué no han pedido el amparo al tribunal superior de justicia para mantener el toque de queda? Ya sé que estas actuaciones sólo pueden establecerse por quince días y que después volveríamos a estar en la casilla de salida, pero menos es nada.
En el primer estado de alarma se tomó la decisión de hacer un plan de desescalada, que contó con muchas críticas, pero que sirvió para que el nivel de incidencia en España bajase de los 10 casos por cada 100.000 habitantes a 14 días al final del mismo. Ahora este índice es de 200 y no se ha hecho ningún plan de transición. ¡Una locura!
Vistos estos datos, es fácil deducir que nuestros políticos tienen una gran culpa en lo que está sucediendo. Apelar a la responsabilidad individual es una quimera, si fuese real, no habría que hacer ningún tipo de norma para indicarnos cuál es lo que podemos y lo que no podemos hacer.