Murieron con las botas y el fútbol puesto
La rigurosa expulsión de Markel Lozano condicionó un partido controlado por el Celta B
Vigo
El sueño del Celta B se acabó. Lo hizo con una crueldad intolerable como aquella película de George Clooney y Catherine Zeta-Jones. Hubo tres partidos y, en dos de ellos, el Celta fue infinitamente mejor que el rival. Durante toda la primera parte y el primer cuarto de hora de la segunda, había un equipo que llevaba la iniciativa, que dominaba, que controlaba la situación y que intentaba atacar al rival una y otra vez. Enfrente un Athletic que salía sin delantero centro y que decidía jugar con Juan Artola de falso 9. La calidad del Athletic B le permitió tener dos ocasiones precisamente de Artola. Pero en la primera parte, Holsgrove, Kevin Soni o Solis probaron fortuna. La más clara la tuvo Solis en un mano a mano que sacó Iru con la pierna de apoyo cuando se cantaba el gol. El partido iban en una sola dirección e incluso el Celta B era capaz de vivir con cierta tranquilidad. La segunda parte comenzó igual con un equipo que proponía y otro que esperaba su oportunidad.
El segundo de los partidos se jugó desde que el árbitro convirtió en expulsión una rigurosa falta de Markel Lozano a Ewin Urain. Estaba Lucas Cunha pegado, estaba a seis metros de la frontal, pero el árbitro consideró que era expulsión el agarrón de Markel Lozano. El Celta B se descentró con esa controvertida decisión y se desconectó durante 10 minutos. Minutos que aprovechó el Athletic B para, en dos contras, marcarle el 1-0. Cabo y Urain parecían sentenciar el partido. Eso podría pensar cualquiera que no conozca al equipo de Onésimo.
Lo siguió intentando el Celta B atacando con diez, proponiendo desde la elaboración, desde la combinación y jugando un muy buen fútbol. Aquí empezaba un tercer partido; una contrarreloj por equipos en donde el Celta B estaba arrollando al Athletic metido en la cueva con 2-0 a favor, con un jugador más. Era curioso ver como los de Etxeberría buscaban como locos arañar tiempo, desplazar el balón lejos de su portería. Quería que pasase el tiempo.
Y el Celta lo seguía intentando. Pampín pidió un penalti dentro del área pero nada; Kevin Soni disparó rozando el palo derecho de Iru y Lucas Cunha remató de cabeza al larguero. Estaba perdiendo 2-0 el Celta B, estaba con diez pero no tiró la toalla. Una genialidad de Iker Losada marcando de falta directa por fuera de la barrera, ponía el 2-1 en el 82. Es curioso como no se sacó de centro hasta el 85. Primero se tiró al suelo Paredes simulando una lesión. Y después en los cambios el delegado del Athletic se le olvidaron los dorsales y se los dio mal al cuarto árbitro. Después de tres minutos en la operación, el árbitro decidió sacar una amarilla a Nico Williams por pérdida de tiempo. Faltaban 5 minutos más el añadido y el Celta lo siguió intentando e intentando con varias llegadas más. El Athletic B achicaba balones, se desentendía de atacar y solo quería que acabase. Alfon, Lautaro o Iker Losada lo seguían intentando pero no hubo suerte. Incluso el partido acabó en un córner a favor con el portero Álvaro Domínguez al remate y con una petición de mano de los jugadores del Celta B. El árbitro no quería complicaciones y pitaba el final. Una pena porque el Celta B de Onésimo perdió de pie y no dio su brazo a torcer. El presidente del Celta, Carlos Mouriño no se quiso perder esta cita histórica del filial en Villanueva de la Serena. No sé qué pensará el presidente del Celta sobre esa expulsión que lo cambia todo. Si esa expulsión fuese al Castilla de Raúl González Blanco, saldría en el As y en el Marca a toda página y a todo color. Como ha sido el Celta se quedará en las lágrimas de Barri, de Carreira, de Alfon o Iker Losada.
Ahora habrá que ver si el Celta B de Onésimo concluye su camino y si Yago Iglesias puede ser su sustituto.