Una temporada histórica con un final histérico
La primera decisión interna que habrá que resolver es si todos los estamentos del club consideran que Paco López es el entrenador idóneo para seguir dirigiendo el proyecto granota
Valencia
Ahora llega el momento de la verdad. El instante en el que todos los estamentos del Levante tienen que hacer una profunda reflexión, analizar los motivos por los que el equipo solo ganó uno de los últimos once partidos que ha disputado y tomar las decisiones que sean necesarias para evitar que esta situación se reproduzca en el próximo curso.
La que se presumía como una campaña histórica al alcanzar las semifinales de la Copa del Rey, con 35 puntazos acumulados tras ganar el derbi en Orriols y con once jornadas por delante para pelear por un objetivo más ambicioso que la permanencia, se ha transformado en una temporada histérica y que ha terminado alterando a todo el personal.
En el mes de marzo, los números hablaban del mejor Levante desde que Paco López cogió a este equipo tras la destitución de Muñiz y que ha concluido con los peores datos clasificatorios en tres temporadas y media. El conjunto granota ha sumado 41 puntos, solo seis más desde aquella victoria ante el Valencia.
Ahora, el club puede optar por normalizar lo sucedido, simular que no ha pasado nada, seguir instalado sobre la planicie del objetivo logrado con holgura y esperar a que en agosto el fútbol regrese al Ciutat de Valencia o también puede hacerse preguntas incómodas y elevar el nivel de autocrítica, que en ningún caso minorará el enorme valor de la permanencia.
La primera decisión interna es si Paco López es el entrenador idóneo y el técnico adecuado para seguir dirigiendo este proyecto. Yo estoy convencido que sí, pero mi opinión es irrelevante y lo importante es saber si también lo creen y lo expresan el presidente Quico Catalán y la dirección deportiva. Arrancar con dudas sería la peor iniciativa que se podría tomar cuando hay muchas semanas para planificar hasta que empiece la pretemporada.
Una vez hayan despejado esa duda que flota en el ambiente enrarecido por el cierre en falso de la temporada, el presidente y la secretaria técnica deberían explicarle a sus abonados y a sus accionistas cual es el plan deportivo 2021-22.
Sería recomendable no generar falsas expectativas y que los levantinistas se marchen de vacaciones pensando que se va a poder reconstruir la plantilla y que el año que viene se podrá pelear con el gruppetto de equipos que lucharán hasta las últimas jornadas por acceder a alguna competición europoea.
El Levante está muy alejado de esas aspiraciones, pero tiene un proyecto de club a medio y a largo plazo espectacular, con un estadio impresionante, con la futura ciudad deportiva de Nazaret, que será un vivero inagotable de talento y la envidia de muchos equipos de Primera división.
Sin embargo, eso no está reñido con explicarle a tu gente la compleja coyuntura deportiva y económica que atravesarás durante 2021 y pedirles que aporten su granito de arena rascándose el bolsillo y adquiriendo un abono. Lo de ir al fútbol gratis en Orriols se tiene que acabar por las múltiples comodidades que un socio disfrutará en su remodelada instalación.
No obstante, que el Levante no tenga dinero para invertir en un delantero o en un central de nivel, no es un problema atribuible a la pandemia, ni al cambio en las reglas del control financiero de la Liga de Fútbol Profesional, ni al ‘project finance’ con Rothschild, ni del empedrado, simplemente es el resultado de los más de 40 millones de euros que el club se ha pulido en fichajes y en subidas salariales desde 2018 y que ahora pasan factura.
Los escasos cuatro millones de euros que el año pasado se pudo gastar la dirección deportiva en cuatro jugadores de Segunda División es otro ejemplo gráfico de la situación. Esto no significa que sean malos futbolistas, porque De Frutos o Malsa ya tienen un valor muy superior al de su coste, pero sí que pone en evidencia que el equipo está varios pasos por detrás del crecimiento deportivo presupuestado desde el último ascenso y en proporción a lo que te has gastado durante los últimos años. Que una plantilla sea cara, no significa que sea buena.
El Levante actual sigue dependiendo de los sempiternos Roger y Morales para salvar las temporadas, de Campaña (solo las primeras nueve jornadas) para organizar al equipo y hasta un cuarto central muy limitado como Rober Pier ha tenido que ser titular en el tramo decisivo de la competición porque no había nadie más. Esto no es una opinión, es un dato irrefutable.
Si a la falta de recursos propios, le añades que tú mismo te debilitas por la incapacidad del departamento médico en recuperar activos tan importantes como Campaña, Bardhi, Radoja, Melero, Vukcevic, Postigo o Miramón, te encuentras con un equipo mermado por las lesiones y con dificultades para encontrar un once tipo y un juego más equilibrado, cuyo máximo responsable es Paco López.
Yo no conozco la receta persuasiva para generar plusvalías que contrarresten el (15-0) de Jorge Mendes al Levante con Vukcevic y Vezo, ni tengo la pócima mágica para sanar a los jugadores franquicia, ni la capacidad para impedir que Osasuna se adelante al fichaje de Kike García aunque nos descolguemos a última hora con una oferta de dos millones de euros por temporada.
Lo que sí sé es que nos enfrentamos a un mercado muy duro y que si nos ponemos muy exquisitos con las ofertas que lleguen por algunos jugadores o nos esperamos a que los agentes libres dejen de serlo, es probable que arranquemos la temporada con la misma plantilla, cuyo mantenimiento entre amortizaciones y salarios sale por unos 50 millones de euros que no se podrán encajar en el Fair Play Financiero ni a martillazos, no podrás inscribir a todos los jugadores en la LFP y terminarás regalándolos. Dicho queda.
No es el momento para más reproches, es el momento para darle solución a los problemas y sortear todos los obstáculos con los que el Levante se va a encontrar durante el verano en el intento de construir la mejor plantilla posible, si quiere formar parte dentro de un año del club de los veinte equipos selectos que juegan en Primera división.
El levantinismo quiere seguir viviendo más noches mágicas como la de cuartos de final de la Copa ante el Villarreal, pero con 25.000 gargantas que rugirán en esa efervescente caldera sonora en la que se ha transformado el Ciutat de València y que se convertirá en un fortín inexpugnable para sus rivales. Manos a la obra y a currar.
José Manuel Alemán
Redactor de Deportes en Radio Valencia