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La rivalidad Gorospe-Lejarreta

'Marinistas' y 'gorospistas' coparon el interés de la afición bizkaina al ciclismo en la década de los ochenta

Gorospe y Lejarreta: amigos y rivales

Bilbao

En la década de los ochenta, la afición bizkaina al ciclismo estaba totalmente partida en dos, dividida entre los seguidores de Julián Gorospe y los de Marino Lejarreta, “gorospistas” y “marinistas”. Una rivalidad que se vivía de forma mucho más intensa entre los aficionados que entre los propios ciclistas. Nada que ver, por ejemplo, con los años en los que Jesús Loroño y Federico Martín Bahamontes ni se dirigían la palabra. Ni, por supuesto, con aquellos enfrentamientos entre Eddy Merckx y Luis Ocaña.

La rivalidad entre los dos ciclistas del Duranguesado era más de andar por casa. Los protagonistas siempre han mantenido una relación muy cordial. Incluso compartieron puesto de comentarista en los programas de Radio Bilbao dedicados al ciclismo.

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Los dos ganaron una etapa en el Tour de Francia. Marino se adjudicó una Vuelta a España, y Julián agrandó su palmarés con continuas victorias en casa, en la Vuelta Ciclista al País Vasco. El de Mañaria era un consumado contrarrelojista, un rodador nato y que “ganaba sin despeinarse”. El “Junco de Berriz” era el escalador, el sufridor, el ciclista que atacaba cuando la carretera se ponía cuesta arriba. Aún se recuerda su espectacular ascensión a los Lagos de Covadonga, una victoria inolvidable.

Curiosamente, los dos ciclistas tuvieron hermanos en el pelotón profesional. Marino corrió con su hermano Ismael, mientras que Julián lo hizo con Rubén. Ninguno llegó, ni de lejos, a alcanzar el nivel de los hermanos mayores.

En medio de esta rivalidad entre “marinistas” y “gorospistas” apareció Fede Etxabe, un ciclista distinto, que compitió también al más alto nivel. Venció incluso en Alpe D´Huez, en una etapa del Tour de Francia. En lo único que coincidían los seguidores de Marino Lejarreta y de Julián Gorospe era en que el grupo de aficionados de Etxabe era “el de los raros”.