Santa paciencia para volar
La opinión de Marta Cantero Lleó
La nueva normalidad se abre, por fin, paso. Bien es verdad que todavía de forma tímida y con muchas reservas, ante el temor de que ocurra lo que a Reino Unido, donde aumentan los contagios pese a la inmunidad de las vacunas. Sobre todo ahora que se permite a los turistas nacionales entrar en Canarias sin PCR, aunque vacunados.
Pese a todo, el 80% de los alojamientos de Canarias abrirá sus puertas este verano, aún previendo que la ocupación sea limitada. También los parques de ocio vuelven a recibir visitantes. Y crece, sobre todo, el tráfico aéreo.
Pero la vuelta de la movilidad a los aeropuertos va a ser todo un reto en la era post-COVID. Las líneas aéreas han hecho cálculos y creen que va a ser un caos. Y es que acceder a un avión se ha incrementado en 3 horas por viaje con el 30% del tráfico. Si se recupera el 75%, los trámites podrían producir demoras de hasta 5 horas y media. Y si se alcanza el 100% del volumen de pasajeros, podríamos tardar hasta 8 horas en subir a un avión.
A más de uno se le quitarán, sin duda, las ganas de volar. Algo que Canarias pagaría muy caro si no se digitalizan ya, y con mucha celeridad, los procesos de control sanitario.