Miñambres abandona el Astorga

León

El banquillo del Atlético Astorga cambiará de inquilino la próxima temporada para relevar a Miguel Ángel Miñambres, que cierra su tercera etapa al frente del conjunto de su ciudad al que ya dirigió hace casi dos décadas, en el tramo final de la temporada 16/17 en la que por un gol ante el CD Vitoria se quedó sin ascenso a Segunda B y, en última instancia, desde el verano de 2018 hasta el día de hoy cuando ha puesto punto final a su mandato.

El maragato se va del club verde "con pena, pero con la conciencia muy tranquila por haberlo dado todo" y sin la guinda a su trabajo en las tres últimas campañas en las que sufrió el rigor de los recortes económicos. La derrota contra el Mirandés B le apartó del play-off final en la carrera por el ascenso a la 2ª RFEF fallando un penalti en el tiempo de prolongación.

En su despedida, a través de una carta abierta, Miñambres recuerda su primer partido como entrenador del Astorga, un 7 de diciembre de 2003: "jamás pensé que, con el paso de los años, podría experimentar la cantidad e intensidad de experiencias que me han formado no solo como entrenador, sino como persona". En aquellos años confiesa haber pronosticado un ascenso del equipo a Segunda División B (lo logró en 2014), aunque "la parte menos importante del vaticinio no se cumplió. Nunca pude entrenar al equipo que amo, mi equipo, en esa categoría".

Convertido en el entrenador con más partidos en la historia del club, cerca de 300, Miñambres lamenta "dos play-offs que se nos escaparon por aspectos que rozan más la suerte que los meramente futbolísticos. De manera muy cruel nos hemos visto separados de lo que anhelábamos. No obstante, me considero un afortunado. He visto el crecimiento de la institución desde dentro hasta ser un club modelo en muchísimas cosas". En su retina, el calor de La Eragudina "llena en partidos como el del Algeciras o el Vitoria, o ver el apoyo del público tras encajar el gol contra el Mirandés B empujando a los jugadores y creyendo que aún estábamos a tiempo de conseguirlo. No se borrará nunca de mi memoria".

Mención especial para sus jugadores y todos aquellos que facilitaron su labor, así como a sus presidentes, como Sagrario González: "su modelo de gestión es un ejemplo, y su personalidad y ambición han permitido que el equipo sea lo que es. No hay más misterio para hacerlo grande que el trabajo, la pasión, la dedicación y la autoexigencia hasta límites, a veces, insanos".

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