El día que Alfredo eclipsó a Supergarcía

Segovia

12 de mayo de 1985, tarde lluviosa en la Plaza Mayor de Segovia. Pedro Delgado acababa de proclamarse vencedor en la Vuelta Ciclista a España que finalizaba en Salamanca. La elipse llena de segovianos esperando la llegada del héroe local que la víspera había reventado la Vuelta con una histórica escapada en su propia tierra.

De repente aparece el helicóptero de Antena 3, con Perico acompañado del todopoderoso periodista deportivo del momento, José María Garcia. Lideraba una incipiente cadena de radio que aprovechaba cualquier excusa para hacer ruido y que la marca se reconociera…. Pero una vez Pedro Delgado toca tierra, la voz que suena en la megafonía de la Plaza Mayor, no es otra que la de Alfredo Matesanz.

Una vez más, Alfredo contando en vivo, bien en las ondas, o bien como maestro de ceremonias de los momentos más célebres de la ciudad. Ese es mi primer recuerdo de Alfredo, el señor que hablaba por la radio, y cada mañana daba paso a Ramón Alonso en el Puerto de Navacerrada para que nos diera la temperatura, y así nuestras madres sabían hasta que punto nos tenían que abrigar para ir al colegio por la mañana.

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Luego ya con los homenajes de Segovia con el segundo puesto del Tour de Francia de 1987 y la victoria de 1988, también era Alfredo Matesanz quien presentó el acto. Y en el arranque de las ferias y fiestas de San Juan y San Pedro… y su célebre “…que son cuatro gotas” el año que cayó la tromba de agua que obligó a suspender el acto con las reinas, pregonero y la Plaza Oriental abarrotada de público sin posibilidad de refugio.

Es lo que en la profesión llamamos el mal del comentarista. Basta que digas una cosa para sea la contraria.

Pero Alfredo se equivocó pocas veces con el micro en la mano. Su profesionalidad y rigor han hecho que se vaya de este mundo sin conciliar odios africanos de ninguna facción de la ciudad. Le querían los de derechas, los rojos y los centristas; los de misa diaria y los más ateos.

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Tan pronto hablaba de la Novena de la Fuencisla con una pasión inusitada, como daba paso al comité por la República. Con Alfredo Matesanz, pasaban por el estudio de Radio Segovia, como el va a casa de un amigo. Con la confianza de que no traicionaría, y muchos menos haría un mal uso de la información.

Solo el famoso “Comentario de actualidad” que se leía en antena tres veces al día alguna vez le ponía en el compromiso, pues lo daba con tanta pasión que parecía que era su opinión. Al final lo resolvió indicando que las opiniones, para bien y para mal, era de Francisco de Paula Rodríguez Martín, con el que después desayunaba en el Patricia bajo la atenta de mirada de su propietario, Pascual. Si la cosa se ponía dura en el artículo, Alfredo siempre tenía a mano uno más neutro, que, seguro que hablaba del turismo japonés o del existencialismo centroeuropeo, que le evitara dar demasiadas explicaciones.

Alfredo se marcha de este mundo dejando una sensación de bondad y cariño en el ambiente, y los compañeros de la profesión y de Radio Segovia lo han comprobado de primera mano.

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En mi caso personal, trabajé en su etapa final, pero disfruté muchos de esos años, sin ocultarle nunca la admiración que sentía de estar junto al señor que daba las noticias en la radio de mi infancia y juventud. Uno de los días más bonitos que pasé con él fue organizando el programa especial por el 25 aniversario de la victoria de Pedro Delgado en el Tour de Francia. Fue en julio de 2013 en la terraza del Mesón de Cándido.

Allí, una vez más, se salto el guión, si alguna lo tuvo, improvisó metiendo invitados que se presentaban sin avisar, y volvió a disfrutar haciendo radio cercana y que conectaba con el sentir de los segovianos a los que conocía como nadie.

Si eclipsó a Supergarcía con helicóptero incluido, no se quedó atrás el día que Iñaki Gabilondo llegó al Teatro Juan Bravo a celebrar los 85 años de Radio Segovia en un acto especial denominado “Contigo”. La salida de Alfredo a escena, invitó al donostiarra sumarse a la ovación y reconocer que, en Segovia, la estrella de la radio era él.

Alfredo Matesanz era buena gente y buen periodista. Protagonista de nuestras vidas sin buscarlo, y que estará para siempre en la banda sonora de la vida de generaciones y generaciones de segovianos. Hasta siempre, Alfredo. Se te quiere.