'Escultura invisible a quince mil euros', por Pepe Belmonte

Murcia

Alguien autorizado para ello, algún experto en la materia, sea del campo de la ciencia que sea, debería explicarnos si todo lo que nos está sucediendo es producto del largo encierro al que estuvimos sometidos, o si se trata, simplemente, de una extravagancia más del ser humano, que, en ocasiones, produce este tipo de rarezas.

En Italia, por ejemplo, un artista plástico ha logrado vender por quince mil euros una escultura invisible, inmaterial, inexistente, que, en definitiva, no hay ojo humano que la pueda contemplar.

Se titula “Yo soy” y el autor de la misma, que se siente orgulloso de su creación, asegura que a pesar de no verse, la pieza está repleta de energía.

Lo único material que se lleva a casa el comprador en cuestión es un certificado de garantía, firmado y sellado por el artista, previo pago, eso sí, de los quince mil euros de marras.

Mientras tanto, aquí en Murcia, en otra galería de arte, las cámaras recogían el momento en el que un hombre se masturbaba frente a una escultura hiperrealista que representa a una mujer de rodillas con los ojos cerrados y que estaba colocada en el escaparate.

El hombre de esta loca historia, que no se arrepiente de lo que ha hecho, ha asegurado que procuró ser muy discreto e intentó en todo momento disimular su fechoría para no molestar a nadie, como si fuera un acto íntimo llevado a cabo en su propia casa.

Mientras tanto, aunque sólo sea por aquello de la “Ley de las Compensaciones”, Sira, la novela de María Dueñas, se ha convertido en el libro más vendido en España y también en América Latina en estas últimas semanas, y Arturo Pérez-Reverte, el mosquetero de Cartagena, con su relato titulado Línea de fuego, ha sido distinguido con el Premio Nacional de la Crítica, uno de los más prestigiosos que existen en nuestro país, con lo que su nombre ya figura junto a los de Cela, Delibes, Vargas Llosa, Muñoz Molina o Javier Marías, que también obtuvieron este galardón en ediciones pasadas.

Ambos libros, el de María y el de Arturo, que son materiales, que se pueden ver, oler, tocar e incluso leer, se pueden adquirir en cualquier librería.

Pepe Belmonte