Sobre los bonos barajados

Santa Cruz de Tenerife
Hace un par de días, la concejala chicharrera Rosario González, reveló que el Ayuntamiento había devuelto al Cabildo casi 1.200 bonos sociales de transportepor ser defectuosos. Los bonos formaban parte de un lote de algo más de 3.200, que habían sido entregados por el Cabildo al Ayuntamiento, como subvención en especie, para que fueran distribuidos entre vecinos sin muchos recursos. Y así se hizo: los bonos se repartieron antes de que finalizara el pasado año los a los vecinos, pero cuando comenzaron a usarlos descubrieron que muchos no servían. Teóricamente, se trataba de bonos para el servicio interurbano, pero si los metías en el dispositivo de lectura, este se quedaba frito, no reaccionaba. Los vecinos comenzaron a devolverlos, porque no servían y Titsa se desentendía del problema. El Ayuntamiento dejó de repartir muchos de ellos. Un mal rollo, en fin.
Lo que hizo entonces el Ayuntamiento fue devolver los bonos que sospechaba defectuosos –muchos de ellos sin usar- al IASS, que es quien los había entregado meses antes al Instituto Municipal de Atención Social. La respuesta del IASS fue recordar al Ayuntamiento que los bonos son una subvención, y que por tanto, debía justificarse el gasto o abonarlo. A partir de ahí se lió parda.
En realidad lo que ha ocurrido con los bonos es una auténtica chafarmejada, de esas que embroncan a la gente y envenenan las relaciones en nuestra tierra: resulta que el Ayuntamiento también había comprado bonos por su cuenta para ofrecerlos a los vecinos más necesitados, concretamente bonos para trayectos urbanos. Son idénticos a los otros, nada los distingue: y alguien debió guardar unos y otros en la misma gaveta, y mezclarlos sin querer. Cuando se repartieron a los vecinos, se entregaron como bonos interurbanos los que no lo eran. Al pasarlos los usuarios por el lector de la guagua, la maquina ni siquiera los procesaba. Y al Ayuntamiento no se le ocurrió comprobar nada. Dieron por hecho que los bonos eran defectuosos y los devolvieron, incluso los que no habían sido usados.
¿Cuál es la situación actual? El IASS reclama la devolución de sus bonos, o la justificación de su uso, o el reintegro de su valor, para aceptar la justificación de la subvención. El Ayuntamiento no puede devolver los bonos interurbanos que fueron usados como urbanos, pero lo tiene difícil para justificar su uso, porque alguien se precipitó certificando que los bonos devueltos eran esos y estaban estropeados.
En una situación de menos tensión que la que mantienen un Ayuntamiento y un Cabildo cada día más enfrentados, la historieta de los bonos mezclados habría dado para unas risas sin mucho alarde, sobre todo porque –aún sin producirse perjuicio económico para las arcas públicas- los ciudadanos afectados sí tienen motivos para estar cabreados. Pero… ¿con quien? Porque es difícil saber quién es responsable de haberlos barajado y provocado esta confusión. Y es que los bonos del IASS fueron recogidos por el Ayuntamiento justo un mes y medio antes de que prosperara la moción de censura contra Patricia Hernández. Y aquí nadie va a reconocer haberla pifiado. Si hay algún responsable, seguro que fue el otro.




