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La columna de Rafa Gallego

Timo

La columna de Rafa Gallego - Timo (11/06/2021)

La columna de Rafa Gallego - Timo (11/06/2021)

03:02

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León

Me imagino que es casualidad que uno de los órganos con mayor importancia en nuestro sistema inmunológico sea el timo. Cuando lo pienso me parece que se trata de una broma de mal gusto. Lo tienes en el pecho, bajo el esternón, justo en ese lugar al que te llevas la mano cuando hay algo que te sobrecoge. Quizá por eso los griegos le pusieron ese nombre, porque pensaban que ahí estaban las emociones y en griego “timé” viene a ser como estimación, honor, valor, quizá más que nada riqueza. De ahí “timocracia”, el gobierno de los ricos —tal vez el timo más universal de todos los tiempos—. Platón situaba en el pecho la parte del alma que se relaciona con el valor y con las emociones en general, no con la pasión y los deseos.

En el timo se generan las células T. Me encanta el nombre, porque me recuerda a los hombres de negro, no los de las auditorías del dinero de Europa, que esos no sé si vinieron, si vendrán o si están entre nosotros —quizá me han enseñado la luz del nebulizador y me han hecho perder la memoria—, sino los de verdad, los de las películas de extraterrestres buenos y malos. Agente T en el torrente sanguíneo a la caza del invasor maligno. No medigas que no encaja a la perfección. El timo, las células T, las emociones, el valor, el sistema inmunológico, las invasiones, la devastación de la economía. ¿Y de los sentimientos?

Cuando pensaba hablarte del timo, me acordé de un modo un poco tonto de la Escuela de Pilotos. No, no me malinterpretes, no digo que fuera un timo, que solo fue una de tantas desilusiones que se ha llevado León con proyectos faraónicos que finalmente no se sustancian. Porque la emoción, el sentimiento y el deseo no juegan en la misma partida que la razón y nuestro juego es la razón desde que la Ilustración abrió la puerta de la Edad Contemporánea. Y me acordé de la Escuela de Pilotos porque,fíjate si seré ingenuo, estuve defendiendo mucho tiempo que era un proyecto magnífico para León y que se podría realizar: más emoción que razón. Un drama permanente.

Y ¿sabes lo que me pasa hora? Que me parece que ya no estamos ni en las emociones, que la razón se quedó en los altares del fin de la historia en las últimas décadas del siglo veinte y desde dos mil ocho nos subimos a un tobogán de emociones que llevó a la gente a la calle en el quince y nos tiene encerrados en las casas en el veinte. Estamos desmontando la pandemia como si no hubiera pasado nada, como si estos meses no hubieran existido y llevamos la mascarilla del mismo modo que en su día nos acostumbramos a llevar el móvil, pero, en el fondo, hemos perdido la perspectiva real de lo que pasa y ya no sabemos ver nada que no sea nuestro enfado. Hemos bajado del escalón del valor al suelo de la ira. Al menos eso dice todo el mundo, que la gente anda enfadada a todas horas, que la violencia se está desatando sin medida. Lo vemos en especial en el número de mujeres asesinadas en estas semanas. Lo vemos en la calle, en las discusiones de tráfico, en los roces más tontos de la vida diaria. Lo que se resolvía razonablemente ahora está en el borde de la ira.Yocreo más en un mundo de emociones que de razón, pero las emociones nobles están en el timo y el timo de la vida que llevamos nos hace confundir emoción con impulso descontrolado.

Esa pasión no es la que me lleva.

 
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