Restricciones que no se entienden

Valencia

Soy de las que siempre ha entendido el cierre de la hostelería. Y ahí están los datos de cómo esa medida ayudó a salir de la gravísima tercera ola de coronavirus. Comprendo, por tanto, las restricciones a la hostelería y el ocio para evitar contagios. Es más, estoy en contra de la idea de que esto suponga estigmatizar al sector. También es cierto que su sacrificio debería haberse compensado con más y mejores ayudas directas para evitar la ruina. Pero a estas alturas todos deberíamos saber que no son los espacios los que provocan los contagios, sino el tipo de actividad social que en ellos se desarrolla.

A partir de ahí, lo que ya no puedo entender es que se mantengan ciertas restricciones al ocio y la hostelería en la actual situación epidemiológica. Si ya no hay toque de queda, ¿por qué la restricción horaria para estos locales? Si ya no hay límites a las reuniones sociales, ¿por qué no pueden juntarse más de 10 personas en un restaurante?

No sé si el recurso de las patronales de hostelería y ocio prosperará en los tribunales, pero desde luego es incoherente abrir el debate sobre el inicio del fin de la mascarilla y mantener ciertas restricciones.