Cambra de comerç

Asturias

Ahora que vuelve la cosa esta del salario mínimo interprofesional, nuevo choque en el Gobierno, que la ranciura clama contra Cataluña o contra Luis Enrique, recuerdo que allá al este tienen a gala una cosa que es incontestable: la vanguardia teatral en el último siglo y algo siempre llegó primero allí, aunque sin pasar por Madrid es como si no hubiera venido nunca. Son esas cosas del español y el catalán que funcionan como el significante y el significado. Sin embargo, los que chillan, "cuán gritan esos malditos", escribió uno de Valladolid, estoy seguro de que más o menos coincidirán, en la intimidad, como el otro, con las intenciones de Pere Barrios. Este empresario, de pinta así como los de la boda de la hija del presidente, —sí, sí, esos que cruzan ahora la calle Génova hasta la sala de lo Penal de la Audiencia Nacional y de allí rectos hasta el Supremo sin parar en los Jardines de la Plaza de la Villa de París, es de los que se te define como "empresario de éxito que empezó sin dinero" (fin de la cita). Y que titula desde la Cambra de Comerç de Barçelona, dos puntos: "Si te echo, no entiendo por qué te tengo que pagar". Pere Barrios, en la vanguardia del postmilenarismo, es de los independentistas catalanes, cercano no a Aragonès ni a la CUP sino a los otros, a los de La verdad sobre el caso Savolta, ahora también, como al principio, Los soldados de Cataluña.