Ojalá no sea verdad
La opinión de Marta Cantero Lleó
Canarias
Un trabajador, un ayuntamiento y un medio de comunicación han sido necesarios para encender las alarmas en un centro de menores migrantes en el que han ocurrido hechos gravísimos. Algunos, los menos graves, pero graves, están confirmados.
Entre ellos la convivencia entre adultos y menores. Y deficiencias de acogida que claman el cielo. Lo peor, la presunta comisión de un delito de agresión sexual y posible prostitución están ya en manos de la Fiscalía.
Es inconcebible que la institución que tutela a estos menores no haya actuado con una celeridad y diligencia proporcional a la gravedad de lo narrado por un trabajador del centro, por muy anónima que haya sido la denuncia.
La mínima sospecha de que algo así pudiera estar pasando aquí, en Canarias en pleno siglo XXI con menores tutelados, era para salir corriendo desde Asuntos Sociales a la Fiscalía. Es incomprensible que no lo hayan hecho e irritante que, ante tanta negligencia, hayan corrido, ahora sí, a enmendar el entuerto.
Ojalá la denuncia no sea verdad, ojalá no haya sido un menor violado aquí, delante de nuestras narices. Pero, si se confirmara, alguien, además de los agresores, tendrá que asumir responsabilidades.