El árbol feliz

Alcoi

En un jardín vivía un árbol que se sentía muy feliz. En sus ramas había un nido con pequeños pajaritos que se pasaban el día jugando y piando.

El árbol los cuidaba y los mimaba. Conocía el nombre de todos ellos. Cuando saltaban de rama en rama, hacía que sus hojas se moviesen para evitar que cayesen al suelo; si hacía frío sentía como se acurrucaban entre las hojas en busca de calor; si hacía calor, movía sus ramas para que los pajaritos jugasen y disfrutasen de los rayos del sol.

Un buen día, entre saltos y juegos, llegaron a la copa del árbol. Desde allí descubrieron otros jardines con más árboles. Los pajaritos habían crecido y sus alas estaban preparadas para volar. Uno a uno empezaron a volar, primero llegaron al árbol más cercano y al comprobar que sus alas podían resistir su peso, decidieron volar más lejos.

El árbol los miraba con orgullo, porque él los había cuidado durante mucho tiempo. Sabía que volvería a tener nuevos pajaritos, pero nunca olvidaría a los que ahora acababan de partir. También sabía que algún día volverían a visitarlo. No pudo evitar que las lágrimas brotasen de su interior.

Esa noche el árbol quedó sólo y vacío.

Se acerca el fin del curso escolar, un curso extraño, diferente a lo que estamos acostumbrados, pero que llega a su fin. Los niños han estado a la altura de las circunstancias y se merecen un aplauso. En septiembre, pocos esperaban llegar a la meta, pero aquí estamos, con ganas de vacaciones para recargar pilas y enfrentarnos a un nuevo curso.

Algunos pajaritos vuelan a otros árboles, cambian de etapa y dejan huérfanos a sus árboles. Feliz verano a todos los niños, en especial a: Claudia, Martín, Mateo, Nora y Thiago. Gracias por repartir tanta felicidad.