La lista de espera para acceder a una cama en Es Refugi aumenta debido a la crisis económica de la COVID

Palma

Es Refugi es una asociación de Mallorca que, actualmente, ofrece techo y comida a hombres que se encuentran en una situación de vulnerabilidad. Su razón de ser ha cambiado a lo largo de sus 30 años de existencia. En sus inicios, ayudaban tanto a hombres como a mujeres e incluso a menores de edad. Pero el perfil del usuario ha cambiado según el reto que ha supuesto cada década. Por ejemplo, en los años 90 ayudaban a hombres y mujeres con problemas de drogadicción. En los años 2000 a migrantes y con la crisis económica del 2008 a familias que se quedaron sin recursos.

La pandemia se ha convertido en un nuevo reto para Es Refugi. La COVID ha provocado que la lista de espera para acceder a una de las camas de la asociación aumente. A pesar de que actualmente solo están disponibles 20 de las 40 plazas debido a problemas de estructura del edificio que están arreglando.

Asimismo, el presidente de Es Refugi, Fernando Villalobos, cuenta que el comedor social, en el que atendían a familias sin recursos, lleva cerrado desde el 15 de marzo del año pasado. Asegura que cuando la situación lo permita, lo volverán a abrir. 

Es Refugi está especializado en hombres. El gerente de Es Refugi, Toni Cañellas, explica que en su momento, la convivencia entre hombres y mujeres no fue bien. Entonces, la dirección del centro de acogida tomó la decisión de centrarse solo en ellos y llegaron a un acuerdo con otras entidades para que atendieran a las mujeres. 

Hace unas semanas impulsaron el servicio de inclusión sociolaboral para que los usuarios estén el menor tiempo posible en Es Refugi. Su objetivo es ayudarles a encontrar trabajo para que sean económicamente independientes y encuentren otro lugar donde vivir y, de esa forma, otras personas puedan acceder a la casa de acogida. Villalobos y Cañellas cuentan que vienen de una dinámica en la que los usuarios pasaban muchos años con ellos.

La trabajadora social Cristina Martí es una de las últimas incorporaciones en Es Refugi. Lleva trabajando con ellos, algo más de un mes y ha conseguido que dos jóvenes encuentren trabajo. Uno en la obra y otro en la restauración. 

El perfil de los usuarios de Es Refugi es variado. Ahora hay dos chicos menores de treinta años y la persona de más edad es Antonio Franco que tiene 75 años y lleva seis de jubilado. Los motivos que llevan a una persona a acudir a la asociación son varios. Cañellas explica que van desde problemas familiares hasta el afán de encontrar una vida mejor. 

Villalobos dice que la dependencia de Mallorca al turismo provoca que algunos jóvenes acudan a Es Refugi en invierno porque se han quedado sin trabajo y no tienen dónde ir. Y añade que la gente mayor está a la espera de que le den una plaza en alguna residencia pública.

Eduardo Fernández es el cocinero de Es Refugi. Se encarga de preparar las cenas y las comidas. Cuenta que su tarea es complicada porque no es fácil tener a todos los usuarios contentos. Aunque dice que lo intenta, pero que no siempre lo consigue.

Fernández cuenta que no puede programar los menús porque depende de la comida que les donan los supermercados y grandes superficies cada día. Se debe adaptar a los productos frescos que reciben. 

Es Refugi está en constante evolución. Uno de los proyectos a largo plazo en los que están trabajando es el de construir una casa de acogida para mujeres.