"Gironero", el último toro indultado en la plaza de Zamora
El cuatreño del Puerto de San Lorenzo y el buen hacer del hoy retirado Sebastián Castella pusieron en pie gradas y tendidos al grito de ¡toro, toro!, esa tarde de julio
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Zamora
Eran las Ferias y Fiestas de San Pedro del año 2017, la tarde de un domingo 2 de julio cuando se produjo el último indulto que ha tenido lugar en la Plaza de Toros de Zamora. “Gironero”, un astado negro de 612 kilos de peso y de la ganadería del Puerto de San Lorenzo, provocó el éxtasis de una afición que el día anterior aguantó de forma estoica, con una temperatura poco taurina y más propia del mes de marzo- en el festejo anterior lo perpetrado por un tal Francisco Rivera Ordoñez.
Para aquella corrida mixta, segunda de feria y en la que el pañuelo naranaja se agitó de la balconada presidencial estaban anunciados junto a Diego Ventura dos de las principales figuras del toreo en estos momentos: Andrés Roca Rey –al que podremos volver a ver este 2021- y Alejandro Talavante. Sin embargo, ninguno de los dos hizo el paseíllo en el coso zamorano al encontrarse convalecientes. Los sustitutos fueron Antonio Ferrera, que demostró su valía en el primer festejo junto a Juan José Padilla y "Paquirri", y un Sebastián Castella que venía de haberle cortado una oreja en la Feria de San Isidro a “Hebrea”, un torazo de Jandilla al que se le dio la vuelta al ruedo en una faena de las que no se olvidan.
“El hombre propone, Dios dispone y llega el toro y lo descompone” aseguraba el empresario Carlos Zuñiga en una entrevista que le realizábamos momentos después del sorteo de aquel festejo, en relación a los cambios en el cartel. “Creo que hemos solventado notablemente las ausencias”, sentenciaba Zuñiga, y parece evidente que así fue.
Gironero, el último toro indultado en la plaza Zamora
En torno a las nueve de la noche salía de los toriles un toro de excepcional trapío marcado con el número 131 al que le recibió lanceando a la verónica Sebastián Castella. En el siguiente tercio sería ovacionado tras entrar al caballo con determinación y empuje, y tras un deslucido tercio de banderillas y un bonito galleo por chicuelinas del sobresaliente de la cuadrilla del matador galo, Álvaro de la Calle, comenzó la comunión entre toro y torero en la que se convirtió la faena de muleta del galo. Embestidas largas y preñadas de fijeza que permitieron lucirse al diestro que consiguió utilizar la franela roja como si fuera un pincel: muletazos de trazo fino por ambos pitones que desataron emocionados olés y sentidos aplausos, Gritos de ¡toro, toro! y el pañuelo anaranjado anunciaba el feliz desenlace de el festejo que cerraba la feria taurina de San Pedro 2017.
Desde los medios, el torero francés, de azul pavo y oro, miraba al cielo y se persignaba en recuerdo de un Iván Fandiño, ya convertido en leyenda, que había perdido la vida dos semanas antes en la plaza de la localidad landesa de Mont-de-Marsan.
Castella asegura haber perdido la ilusión por el toreo y ha optado por retirarse, Gironero tras devuelto a los corrales y volvería a recorrer los campos de las dehesas del campo charro en los que se crían las reses bravas de la ganadería del Puerto de San Lorenzo que serán las que finalmente se lidien-en vez de las anunciadas de Nuñez del Cuvillo- en la corrida que el próximo 26 de junio en la Plaza de Toros de Zamora en la que actuarán Daniel Luque, Andrés Roca Rey y Pablo Aguado.