Refugiados: un largo viaje
Desde 2.015, Aragón ha recibido a 3.680 personas solicitando ayuda
Zaragoza
El 20 de junio se celebra el Día Mundial del Refugiado. Aragón, desde que puso en marcha, en 2.015, el Programa de Acogida e Integración para solicitantes y beneficiarios de protección internacional del gobierno de España, ha recibido a 3680 personas. Desde 2020 han sido poco más de mil y la historia, lamentablemente, siempre se repite, huir para vivir.
Siria, Ucrania, Rusia, o Sudámerica, son algunos de los lugares de los que se tienen que marchar a la fuerza dejando toda una vida atrás. El viaje nunca es fácil como señala Ana Vélez, responsable de migraciones de Cruz Roja, una de las entidades que colabora en su integración, por eso tratan de facilitarles al máximo las cosas . Desde el primer minuto "les adaptamos a las nuevas costumbres para que se integren bien y puedan tener su propia autonomía".
A partir de entonces, arranca un itinerario de vida para cubrir sus necesidades porque "llegan con lo puesto". Por eso se les echa una mano en todo lo posible "con el idioma, a nivel psicológico y administrativo y les damos un techo y una manutención".
Un proceso que lleva su tiempo y puede durar hasta 18 meses aunque luego "se pueden hacer prórrogas en función de la vulnerabilidad de esa persona". Afortunadamente, transcurrido ese tiempo pueden llevar una vida normalizada.
Lían
Ejemplos nos podemos encontrar muchos como el de Lían, un joven sirio de 27 años que huyó de su país para no ir a la guerra: "salgo de mi país por la guerra porque allí es obligatorio a los 18 años y me marcho porque no quiero ni morir ni matar a nadie" algo que dice, no sólo le ocurre a él, sino a todos lo jóvenes de su edad que "se marchan del país por este motivo".
Tras un periplo de varios años en los que atravesó Turquía, estuvo en un campo de refugiados en Grecia, llegó finalmente a España y en concreto a Zaragoza completamente solo. Recientemente, ha abierto un restaurante, actividad que compagina con sus estudios de Derecho que tuvo que dejar a medias en su momento.
Odalis
Otro de esos casos es el de Odalis. Huyó de Venezuela, dejando allí a su familia ante una amenaza de secuestro. Todo ocurrió en 2017, su nuevo itinerario de vida le llevó a Alemania, pero las cosas allí tampoco fueron bien sobre todo por "el tema del idioma y porque el país no es fácil", esto le hizo buscar otro lugar y terminó en España, primero en Madrid y luego en Zaragoza.
Llegó completamente sola y sin dinero y se integró en el Programa de Protección Internacional de Cruz Roja, que fue su tabla de salvación "ellos me estuvieron resguardando durante 16 meses donde me dieron su apoyo y cubrieron todas mis necesidades".
A pesar de todo, Odalis reconoce que fue un tiempo difícil en el que vivió un sube y baja emocional "salir de emigrante es algo horrible, es dejar tu país, tu familia, tus costumbres, es un sacrificio que haces". Recuerda que se "deprimió muchísimo y si no tienes ayuda te cuesta mucho levantarte".
Hoy, las cosas son bien distintas, sigue en ese mismo programa pero como trabajadora y ayudando a otros que están pasando por su misma situación. El hecho de haberlo vivido en primera persona, dice, "le hace empatizar" con todos ellos.