Electrohipersensibilidad: la enfermedad que se oculta en el wi-fi y la tecnología inalámbrica

Cuenca

El 24 de junio se conmemora el Día Internacional contra la Contaminación Electromagnética y en la Escuela de Salud de la SER, el espacio de radio que coordina Beatriz Hernández y que emitimos los jueves cada quince días en Hoy por Hoy Cuenca, abordamos el problema de la electrohipersensibilidad (en adelante EHS), conocemos sus causas, los síntomas que la delatan, el acceso a los tratamientos y la labor de la Asociación Electro y Químico Sensibles por el Derecho a la Salud con cuyo coordinador en Cataluña, Juan Antonio Rivera Vila, hemos hablado en la radio y que podéis escuchar a continuación:.

Para entender los problemas de salud que sufren las personas EHS debemos conocer antes qué es la contaminación electromagnética, “la que sufrimos cuando estamos expuestos a campo electromagnéticos. Se pueden catalogar de baja o alta frecuencia. La primera es la que se genera por la instalación eléctrica y la segunda por toda la tecnología inalámbrica”, explica Juan Antonio Rivera Vila que es ingeniero industrial, máster en bioconstrucción y especialista el Instituto Español de Bioconstrucción (IEB). También es miembro del International Society for Environmentally Acquired Illness (ISEAI), la Sociedad Internacional de Enfermedades Adquiridas por el Medio Ambiente.

La EHS es una enfermedad producida por una exposición continuada a los campos electromagnéticos. Ante esa circunstancia “el sistema inmune reacciona dando una respuesta de bloqueo como un aviso de que eso puede producir un mal mayor y hace que la persona responda de una manera incapacitante y que no pueda continuar con las labores que está realizando porque realmente todos los sistemas dejan de funcionar como estaban”, apunta Rivera.

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Entre los síntomas más habituales se encuentra el insomnio, las jaquecas, especialmente cuando están expuestos y “la sensación de niebla mental en la que intentas recordar algo que te han dicho hace cinco segundos y no puedes, eso es algo muy típico. Algo muy claro también son las taquicardias. En general es algo que te quita la energía y tu cuerpo reacciona”.

¿Estamos seguros en nuestra casa? Desde la asociación Electro y Químico Sensibles por el Derecho a la Salud consideran que la sociedad actual vulnera los derechos de las personas que padecen EHS. “Se hace muy difícil para una persona que sufre esta enfermedad encontrar un sitio saludable o en el que pueda recuperarse”, apunta Rivera. “En la medida que cada vez usamos más tecnología inalámbrica en los hogares, como estamos viendo, las personas con EHS no tienen un lugar a donde ir. Es una situación muy complicada. Es una falta de concepto del afectado y de sus derechos y cada vez se hace más difícil encontrar un sitio sano para ellos”.

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Incluso el acceso a cualquier servicio de salud es complicado. Si tienen que ir al médico a un centro de salud o a un hospital se encontraran con espacios wifi, por ejemplo. Pero lo mismo si tienen que acudir a cualquier organismo a presentar, por ejemplo, una denuncia. “La solución es la ayuda de terceras personas o ir protegidos”, explica Rivera, “con algún tipo de ropa especial para poder entrar. Es muy complicado ya que tampoco es que sea una solución real porque lo que esa persona necesita es estar en un lugar seguro para su salud y esos sitios no lo son”. Las personas que padecen EHS hay actividades que ya no pueden hacer como acudir a eventos multitudinarios “porque todos tienen móviles”. “La administración debería hacer algo al respecto”.

En una sociedad en la que el uso de las nuevas tecnologías inalámbricas se extiende cada vez más y se cuela en nuestros hogares en forma de wifi y aparatos inteligentes de control de voz, en un mundo en el que proliferan las viviendas domóticas, estas personas se enfrentan al infierno en su entorno diario. Y cada vez hay más afectados hasta el punto de que la EHS no está considerada una enfermedad rara. “Hay millones de personas que lo sufren en diferentes partes del mundo”, dice Rivera, quien añade, preguntado por un tratamiento, que la respuesta suele ser “que evitemos estas situaciones. En España no estamos a la altura de otros países en los que sí hay tratamientos. Espero que algún día llegue aquí”.

La EHS se puede tratar y se mejoran los síntomas. El propio Juan Antonio Rivera Vila es un ejemplo. “Estuve un año y medio de baja por exposición y ahora ya puedo estar en muchos sitios. Puedo notar algo raro pero ya no me invalida, no me deja prostrado en la cama durante cuatro días por una exposición de media hora. Esa es la gran diferencia, que hay gente que no lo tolera. Una exposición breve puede hacer que se sientan muy mal por mucho tiempo. En mi caso, por ser miembro del ISEAI he seguido el tratamiento de Estados Unidos que es totalmente diferente del que hay aquí. La gente allí directamente se cura”.

La EHS también se manifiesta en menores, como bien saben en la asociación Electro y Químico Sensibles por el Derecho a la Salud, “aunque aquí no se ve tanto como en Estados Unidos, pero en la medida en que aumente el uso del wifi en las escuelas y en las casas veremos una oleada de menores afectados”, apunta Rivera.

Pero, ¿cómo se diagnostica y cuánto tiempo se puede demorar en reconocer que el paciente padece EHS? “Hay gente a la que se tarda años en diagnosticar. En mi caso yo tuve suerte porque tengo un amigo médico holandés que trataba este tipo de enfermedades y me dijo sé lo que tienes”.

La asociación Electro y Químico Sensibles por el Derecho a la Salud trabaja en el ámbito nacional ayudando a estos pacientes “porque muchos de ellos lo necesitan y se enfrentan a la incomprensión por parte de sus familias y de la sociedad”, nos cuenta rivera. “También luchamos por dar visibilidad a la EHS y que la administración haga algo al respecto para que se oiga el clamor de estas personas porque realmente están muy desatendidas.