Facultad frente a Hospital: ¿brecha o pasarela?
La firma de Tomás Segura, neurólogo en el Hospital de Albacete y Profesor Titular de Neurología de la UCLM

Cadena SER

Albacete
Esta semana conocimos, a través de la última estadística publicada por el Ministerio de Educación, que la Facultad de Medicina de Albacete es la de mayor rendimiento del país, ya que consigue que el 99% de sus estudiantes superen todos los créditos en los que se han matriculado. Es además la nuestra una Facultad de Medicina que mide también su éxito por la alta tasa de aprobados en el examen nacional MIR que consiguen cada año sus egresados, cercana al 90% en la mayoría de las convocatorias. Este año en concreto ha habido como tantos otros un gran número de aprobados y sin embargo, llegado el jueves, cuando más de 1.200 estudiantes ya habían podido elegir el hospital en el que piensan realizar su formación especializada, tan solo 5 habían optado por nuestro Complejo Hospitalario.
En mi opinión estos números destapan un enorme agujero, una brecha gigantesca abierta entre edificios sin embargo tan próximos, y que no hay pasarela que hoy por hoy pueda cerrar. Cierto es que la Facultad de Medicina de Albacete afronta sus propias dificultades (el equipo decanal sabe a qué me refiero), y que sin duda los próximos años serán decisivos para concretar su futuro más inmediato, pero a día de hoy los problemas del Hospital Universitario parecen mucho más importantes. Situado en la posición de privilegio que me da trabajar en ambos ámbitos, me he permitido reflexionar acerca del porqué de esta enorme diferencia, que es preguntarse en realidad por qué chicos que siendo la mayoría de Albacete o sus cercanías y que decidieron estudiar Medicina en nuestra Facultad eligen después hacer la especialidad en un hospital diferente al nuestro. Muy diversos pueden ser los motivos, pero dos se me aparecen como los más probables:
- El primero, que es el mismo que explica mi propia trayectoria de albaceteño que estudió en Murcia, hizo la especialidad en Madrid, y viajó hasta Cataluña para ejercer sus primeros años de neurólogo, pudiera ser las ganas de querer volar, abandonar el ala protectora que te da la proximidad de la familia y la ciudad que tan bien conoces para probarte a ti mismo en otro ambiente distinto, seguramente más hostil y exigente, en un gran hospital de una gran ciudad. No seré yo quien critique esta opción. Te hace más fuerte y amplia tu visión del mundo, algo sin duda necesario en estos tiempos de localismos y nacionalismos ciegos. Es este además un motivo que no podemos cambiar: Albacete será siempre una ciudad de provincias, y si sus estudiantes quieren ver el mar no les quedará otro remedio, ahora y luego, que hacer la maleta y viajar fuera.
- El segundo no es ya tan condescendiente para con nosotros mismos. Este motivo nos lleva a preguntarnos si estaremos siendo suficientemente atractivos para estudiantes que pretenden hacerse especialistas. Si nuestro hospital es lo suficientemente bueno en espacios y tecnología, y sus profesionales aparentan la capacitación necesaria como para que estudiantes de medicina que han pasado 6 años circulando entre sus muros y observando el modo en que tratamos a nuestros enfermos decidan que antes que volar fuera merece la pena quedarse dentro para obtener una buena formación. Y tengo la impresión que en los últimos 2 años han caído mucho las solicitudes docentes en nuestro centro. Y esto quizá no por casualidad ha sucedido así porque la apariencia externa actual de nuestro hospital, la disponibilidad de espacios y la tecnología con la que cuenta ha ido degradandose año tras año hasta alcanzar un punto culminante en los últimos dos. Cabría preguntarse qué pensará un estudiante de Murcia o de Alicante que haya decidido viajar en estos días previos a la elección MIR para preguntar por cualquier plaza en nuestro hospital. Qué habrá pensado al descubrir grúas dentro del recinto o escuchar martillazos interrumpiendo las conversaciones entre médicos y pacientes. Qué habrá pasado por su cabeza cuando alguien le haya explicado que el periodo de tiempo previsto de estas obras es de 5 años, superior a los 4 años habituales de formación de un médico residente. Es probable que en estas condiciones actuales nuestro hospital no se haga atractivo a nadie. Por otro lado, me gustaría haber escuchado qué le han contado los médicos residentes o los adjuntos más noveles a los estudiantes en busca de destino MIR. Están contentos nuestros profesionales más jóvenes? El hospital llena sus expectativas de formación, de docencia, de investigación, más allá de las asistenciales? No parece probable si tenemos en cuenta que es un hospital sin salón de actos, con una biblioteca médica reducida a la mínima expresión y en el que no existen apenas aulas docentes dónde realizar sesiones. Por último y no menos importante: tratamos los médicos del hospital a los estudiantes de la Facultad suficientemente bien durante sus prácticas hospitalarias? Nos ven como sus héroes, con los que querrían trabajar en el futuro, o solo como unos señores muy ocupados que van siempre con prisa y apenas se detienen para explicar su trabajo?
Es verdad que en el hospital de Albacete estamos en un periodo de transición, pero se nos ha dicho que esta transición durará 5 años. Espero que los profesionales que aquí nos desenvolvemos seamos capaces, pese a todas las adversidades, de mantener la ilusión y transmitirla a nuestros compañeros más jóvenes y a los estudiantes que día a día durante el año académico se mueven entre nosotros. Si no lo conseguimos, puede que dentro de 5 años, cuando según dicen al fin tengamos un hospital nuevo y una tecnología mejorada, hayamos perdido ya para siempre nuestro prestigio y nuestro atractivo para los mejores estudiantes de medicina.
En cualquier caso se acerca un tiempo prometedor y yo desde aquí le deseo a todo el mundo que, sin perder nunca de vista que el virus aún circula ahí fuera, disfrute todo lo posible de los días estivales.
¡Buen verano!




