"Lo que vivimos en Lanzarote fue surrealista"

El Hospital Dr. José Molina Orosa se ha vaciado de pacientes Covid, algo que no ocurría desde diciembre de 2020.  Pocas semanas después se vivió un el momento más crítico de la pandemia con 63 personas hospitalizadas y más de mil casos activos en enero de 2021 . Solo durante el primer semestre de 2021 se produjeron 41 de los 50 fallecimientos por Covid notificados en la isla desde que comenzó la crisis sanitaria.

Este jueves, la supervisora de la 'planta Covid' del Molina Orosa durante toda la pandemia, la enfermera Lourdes Betancort, ha explicado que en estos momentos "estamos espectantes. Nos da mucho miedo que la gente se confíe. Hablo con la gente de la calle y su respuesta siempre es 'no pasa nada yo estoy vacunado' pero la vacuna no te exime de contraer el virus, de contagiarlo, no nos podemos confiar. La vacuna nos hace que la agudización del proceso sea más lento, o que incluso no llegue a esos niveles pero sí puedes contraer el virus y sí puedes contagiarlo. Creo que tenemos que concienciarnos sobre ello".

Por primera vez, la enfermera que ha estado en primera línea de la lucha contra la pandemia en Lanzarote se ha pronunciado en SER Lanzarote explicando que "ahora mismo es como un momento de tregua. Estamos cansados y creo que este parón también nos ha venido bien. Se están empezando a notar las secuencias del cansacio que hemos acumulado, de la tensión que hemos vivido, pero sobre todo estamos muy orgullosos del trabajo que hemos hecho hasta ahora y con la sensación de que ha servido de algo".

Sin embargo, Betancort recuerda a la perfección los primeros momentos de la pandemia, así como el momento en el que responsabilizarse de la supervisión de la 'planta Covid': "Fue más bien un reto personal y decir: si mis compañeros son capaces de ponerse al frente para entrar a cuidar a esas personas, ¿por qué yo no les vot a proporcionar ese apoyo?".

Respecto a la tercera y peor ola de la pandemia que se produjo tras la Navidad, la enfermera supervisora recuerda que "para nosotros ese momento fue totalmente surrealista. Nosotros estábamos acostumbrados a una media de ingresos más pequeña, estábamos manejando la situación, éramos una isla bastante controlada. Y el momento en el que empezaron a saltar los positivos y veíamos que la evolución del paciente hacía que los ingresos hospitalarios fueran mayores, que la presión hospitalaria empezaba a aumentar, había que optimizar recursos, fue muy duro, porque no nos lo esperábamos. De repente vimos que ese pico subía y subía, no paraba y fue bastante agobiante".

De hecho, el personal tuvo que tomar una decisión ante el contraste que se vivía dentro del centro hospitalario y fuera de él con incumplimientos de la normativa anti Covid, fiestas privadas, reuniones familiares y de amigos con más personas de las permitidas, entre otros.

"No vamos a ver los medios de comunicación porque eso nos hacía daño. Era injusto salir de trabajar, saber lo que habíamos estado viviendo durante todo el día y salir a la calle y ver eso, comportamientos que no coincidían con la realidad que estábamos viviendo nosotros", lamenta Betancort.

La respuesta a la pregunta de cuál ha sido la parte más difícil de llevar a lo largo de toda la pandemia, la enfermera no duda en afirmar que "la parte emocional. Tanto gestionar la parte emocional de los pacientes cuando se sentían solos, cuando no veían a sus familiares, cuando las únicas noticias o información que tenían sobre el virus era la que les proporcionaban los medios de comunicación, y ellos siempre se ponían en lo peor. Intentar tranquilizar a esas familias, el recibir las llamadas de los familiares y decir cómo está, cómo lo ves, qué va a pasar, y tú no saber qué decirles, porque la evolución era algo que no sabíamos. Ésa ansiedad por parte de los familiares fue muy dura. Gestionar esa parte emocional tanto de los pacientes como de los profesionales que salían de las habitaciones diciendo 'es que no puedo mirarle a los ojos y darle tranquilidad, porque por mucho que le des la mano y le des ese calor el paciente lo pasaba mal'. Para mi esa fue la peor parte, el miedo de los profesionales, el salir con angustia,... Para mi la parte emocional fue la más difícil. El saber si mi trabajo estaba bien hecho. A veces se tomaron decisiones que no eran fáciles y esa era la peor parte".

Lourdes Betancort ha mostrado el visible alivio por esta 'tregua' pero ha reiterado la necesidad de continuar haciendo uso y respetando las medidas de seguridad y la normativa para evitar que situaciones como las que ha descrito vuelvan a ocurrir.

Entrevista completa en Hoy por Hoy Lanzarote a Lourdes Betancort, enfermera supervisora de la 'planta COVID' del Hospital Doctor José Molina Orosa de Arrecife: