No está muerto, está de parranda
"No está muerto". Firma de opinión de Rosa Aparicio
01:50
Compartir
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
<iframe src="https://cadenaser.com/embed/audio/460/1625471734_857533/" width="100%" height="360" frameborder="0" allowfullscreen></iframe>
Córdoba
Que el verano no va a ser una balsa de aceite, como parecía anunciar el fin de las mascarillas en espacios abiertos y el rápido ritmo de vacunación, empieza a ser más una certeza que un mal presagio de agoreros. La incuestionable realidad es que como cantaría Peret, el virus no está muerto, está de parranda y tomando cañas o de botellón con la población no vacunada. Esa misma que reivindica su derecho a la fiesta como la mayor expresión de libertad ¡Qué cosas!
El macrobrote de Covid de Mallorca, con más 5.000 personas afectadas, entre positivos y contactos estrechos en once comunidades autónomas, es la mayor evidencia de que el Covid 19 continúa entre nosotros. Junto a él, incidentes similares se reproducen en distintos puntos del país, multiplicando la incidencia del virus por la misma causa: viajes fin de curso y noches de fiesta desaforadas sin distancia de seguridad. Hay quienes vaticinan ya una quinta ola, mientras que la explosión de contagios hace que España vuelva a ser para algunos países un destino inseguro. Jaque mate para nuestro turismo.
No se trata de estigmatizar a los jóvenes que pancarta en balcón de hotel han reclamado libertad y se han autodefinido como secuestrados. La rebeldía y el inconformismo son elementos que definen a la juventud y más después de un año y medio de vida social inexistente. Más incomprensible y preocupante es que algunos padres y madres hayan hecho suya la reivindicación de sus retoños sin hacer autocrítica y sin asumir el error, su error, de no saber explicar que los actos tienen consecuencias y que, sin vacuna, el efecto inevitable de estas excursiones masivas o participar en macrobotellones no puede ser otro que el contagio o el confinamiento como contacto estrecho.
Con más de ochenta mil muertos a causa de la pandemia, con una realidad económica y socialmente sobrecogedora en todo el país para miles de familias, hay causas con las que es imposible empatizar.
¿Libertad? Sí, siempre, pero con responsabilidad.