"Yo estaba bajo sus órdenes. Él era el que mandaba en la finca"

La Audiencia Provincial de Ciudad Real ha juzgado este miércoles al propietario de unas tierras donde se cultivaban melones, en Socuéllamos, acusado de haber explotado a un inmigrante marroquí durante tres años. Le tuvo trabajando sin contrato, sin salario y viviendo en un bombo sin las mínimas condiciones de habitabilidad, según la Fiscalía y la acusación particular, que piden para él 3 y 5 años de prisión, respectivamente. Él, sin embargo, ha negado los hechos, asegurando que la relación que mantenían era de socios.

Un acuerdo verbal en el que él se comprometió a poner la tierra y las semillas; y el trabajador la mano de obra. A cambio, éste se quedaría con un 25 % de las ganancias. Es lo que ha asegurado ante la sala, asegurando que quien mandaba en la explotación era el trabajador, a quien "llegó a tratar como a un hijo", proporcionándole incluso alojamiento en un bombo, una construcción de piedra típica de la zona, que él, sin embargo ha dicho que "es un chalet". 

Según la fiscalía y la acusación particular, el acuerdo al que llegaron contemplaba el reparto a partes iguales de las ganancias que llegaron a superar los 73.000 euros en dos años (2017 y 2018); algo que nunca llegó a producirse.

Sesión tensa en la que la presidenta del tribunal y de la Audiencia Provincial, María Jesús Alarcón, ha tenido que llamar al orden en varias ocasiones al acusado que por su parte, ha intentado abandonar la sala cuando declaraba un agricultor que coincidió con ellos en la finca en la época de la vendimia y que confirmaba que el trabajador vivía es unas pésimas condiciones, sin luz ni agua corriente; agua que tenía que sacar de un pozo para beber y asearse.