El estado de los parques y jardines de la ciudad repercute en la salud de los madrileños

Madrid

Cuando uno piensa en Madrid, una de las primeras cosas que se le vienen a la cabeza es el Parque del Retiro, un oasis verde entre la vorágine gris de la ciudad. Sin embargo, la capital española goza de una numerosa variedad de zonas verdes que, como pequeños pulmones, conviven con la contaminación urbana. Pero, ¿acaso estas zonas tienen el reconocimiento que merecen?, ¿cómo es la salud de nuestros parques, acaso se ven más perjudicados en verano? Y, lo más importante, ¿cómo repercuten estas áreas en nuestra salud?

“Se deben crear lugares naturalizados, que inviten al ciudadano a pasear e interactuar con los demás. Una ciudad mucho más orientada al peatón. Una ciudad gris fabrica ciudadanos grises. Debemos devolver a los árboles el espacio que anteriormente les fue expropiado en favor del coche”, asegura Ignacio Yáñez, arbolista. Una solución, entre otras, sería la creación de cinturones amplios de árboles altos y frondosos, combinados con superficies blandas del terreno, puesto que ayudan a reducir la intensidad del sonido un 50% o más, además de guarecer a los transeúntes del calor tan propio del verano madrileño. 

Los parques en los núcleos urbanos no solo ayudan a mejorar la salud física de los residentes, puesto que el incremento del 10 por ciento de áreas verdes urbanas en una comunidad puede posponer la edad de aparición de problemas de salud hasta en cinco años; sino que ayudan a construir una mejor salud psíquica que repercute en nuestra calidad de vida. Para José González, Decano-Presidente del Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales la clave no pasa por tener más masa arbórea, sino mejor calidad. "Lo que necesitamos es la posibilidad de tener árboles mejor gestionados y en perfectas condiciones nutricionales que sean capaces de captar más partículas perjudiciales para la salud como el CO2 y el dióxido de carbono", asegura.

Los parques en Madrid “se han considerado siempre como un tema dotacional”, asegura Yáñez. “Por ejemplo, en un bloque de pisos se considera que por cada vivienda, en concepto de equipamientos, tiene derecho a 3 m2 de zona infantil y 15 m2 de “área verde”. En muchos casos estas áreas verdes no tenían valor, se encontraban en lugares intransitables o eran insuficientes. En definitiva, no aportaban beneficios”.

El Plan de Infraestructura verde, un estudio que analizaba las zonas verdes en áreas urbanas de la ciudad y su impacto en el barrio pertinente, determina que los distritos con mayor nivel adquisitivo gozan de mejores estructuras verdes. Por tanto, a pesar de que no hay que olvidarse de estas áreas que mantienen un valor de zona verde bueno, hay que enfocarse en aquellas zonas más empobrecidas, tanto en economía como en parques, puesto que el segundo factor es consecuente del primero. Así, Carabanchel, la Elipa, Vallecas, Pueblo Nuevo o Villaverde son algunos de los barrios que más inversión necesitan en la creación de estas áreas naturales.