Una pausa, ¡por favor!

Aranda de Duero

Ahora sí, parece que por fin ha llegado el verano. Tras el estrés, la tensión laboral, los aislamientos voluntarios y obligatorios, y la incesante incertidumbre vital, necesitamos un receso. Les pido una pausa, por favor ¿Cómo recargar energías si no cambiamos la rutina diaria y no pensamos en otras cosas realizando diferentes actividades? ¿Hay forma de resetearse? Sugerencia terapéutica: hay que desconectar, distraerse. No olvidemos que somos de los pocos privilegiados del planeta que podemos darnos el lujo de irnos de vacaciones.

El verano es época de cuidados, de cambio, de actividades, de creatividad ¿Y qué les sugiero para esta época estival? ¿Playa, montaña o pueblo?, ¿o las tres cosas, si es posible? Les voy a proponer algo, aunque les descoloque, les invito a ejercer el derecho a la pereza. Tal vez un nivel razonable de pereza no es un un defecto, sino una virtud. De ser considerada por el cristianismo uno de los pecados capitales, se ha pasado a defenderla por sus múltiples beneficios. Contra la enfermedad del trabajo y el ansia perpetua de ser productivo no está mal elogiar la pereza.

Arrimando el ascua a mi sardina, revalorizando los pueblos de la Ribera, les invito a hacer turismo rural. Si tienen pueblo, como es mi caso, disfruten de la naturaleza, del silencio, de las conversaciones pausadas, y de la gastronomía. Tal vez sea un tópico, pero las frutas y verduras locales saben mejor.

¿Y si vienen amistades a visitarnos, qué les vamos a ofrecer en la comarca este verano? Yo comenzaría con un paseo por algún pueblo de la Ribera contactando antes con el Programa de Voluntariado Ribera Voluntariis. También recorrería los numerosos y logrados murales de Tubilla del Lago, aprovecharía las sesiones de cine bajo las estrellas, y les llevaría a escuchar al fantástico violinista libanés Ara Malikian. Además, a los visitantes les incitaría a que viniesen los días del festival Sonorama, que regresa a la villa este año, aunque se haya globalizado y extendido a Ibiza. ¡Bendita globalización!

No hay excusas para esa pausa, es un imperativo moral el descansar para retomar con fuerza la vida. Y permítanme que les recomiende para estos días de verano cualquiera de las obras de nuestro poeta ribereño tristemente fallecido Fermín Heredero. Profesor, escritor, comprometido políticamente, un hombre rural que amaba la naturaleza y se sumergía en ella. Compartíamos el amor hacia México y conocí su interés por los más desfavorecidos. Me recordaba al escritor uruguayo Eduardo Galeano: Fermín también hablaba de las personas anónimas que más sufren las injusticias. Nos queda su extensa y valorada obra. Pero sobre todo: la humildad.