Sobre la subida de Tenerife al nivel 4

Santa Cruz de Tenerife

Ángel Victor Torres es un hombre optimista: sigue esperando que Canarias tenga al 70 por ciento de la población diana vacunada antes del verano, y asegura que su impresión es que se puede conseguir ese objetivo la última semana de julio o la primera de agosto. Ojalá acierte en sus predicciones, y a finales de este mes Canarias logre obtener la inmunidad de grupo gracias a la campaña de vacunación. Lo que sucede es que –a pesar del extraordinario esfuerzo realizado por el sistema sanitario de las islas, por sus profesionales y su dirección- es muy complicado conseguir ese objetivo en las tres semanas que faltan para el vencimiento del plazo.

Intuyo que el presidente lo sabe perfectamente, pero hace como los entrenadores deportivos, que siguen insistiendo en los objetivos incluso cuando ya los dan por perdidos. Es algo muy frecuente en el mundo de la política negarse a aceptar lo que resulta obvio, pero al final, si se alcanza la inmunidad colectiva, tampoco va a ser tan importante que sea cumpliendo escrupulosamente los plazos anunciados. Dos o tres semanas de demora tampoco suponen una hecatombe, excepto para la credibilidad de quienes garantizaron alegremente unos resultados que dependían de muchos factores.

Aquí lo realmente importante es frenar la curva de contagios, lo antes posible, y esa pelea debe ser paralela a la de la campaña de vacunación. Torres recordó ayer, con un eufemismo muy típicamente suyo, que Tenerife está al borde de pasar a Nivel 4: según dijo, “la lógica apunta que si los contagios por coronavirus siguen subiendo en la isla, habrá que decretar la subida de nivel”, con lo que eso representa de frenazo para la economía. El presidente considera que la mejor forma de evitarlo es contar con la herramienta del toque de queda, solicitada al TSJC, para evitar las aglomeraciones nocturnas, especialmente las de los fines de semana. Mientras llega la decisión del Tribunal, Torres ha vuelto a pedir responsabilidad a los jóvenes ante la pandemia, porque son los que “están disfrutando de lunes a lunes”, ha dicho. Lo cierto es que eso no puede aplicarse a todos. Algunos jóvenes estaban el domingo esperando inútilmente su turno para ser vacunados.