¡Pobres trabajadores pobres!
Juan Manuel García Bermúdez
Jerez de la Frontera
España es el segundo país de la Unión Europea con más trabajadores pobres, con más de un 12% según EUROSTAT. Sólo nos gana Rumanía.
No son desempleados. Se levantan cada mañana para ir a trabajar, sin embargo, no les llega para pagar la hipoteca o el alquiler de la casa, hacer frente a gastos imprevistos, disfrutar de una semana de vacaciones al año o pagar la luz. En definitiva, no llegan a fin de mes, son trabajadores pobres.
Dentro de estos, los que peor están son las más de 550.000 empleadas domésticas, más del 32% no les llega el sueldo para vivir, según Intermón Oxfam. También son los más jóvenes los que reciben salarios de miseria.
Trabajos precarios, temporales, a tiempo parcial, subcontratas de subcontratas, etc…
En España, el salario mínimo interprofesional no cubre el coste de la vida en varias comunidades autónomas.
Según la Organización Internacional del Trabajo, la pandemia ha destruido 255 millones de empleos a jornada completa en el mundo en 2020.
España e Italia han sido los países europeos más afectados por las horas de trabajo perdidas y la hostelería la actividad que más lo ha sufrido.
Afortunadamente, las vacunas permitirán que se recuperen los niveles de ocupación en 2022.
A pesar de que este Gobierno subió el Salario Mínimo Interprofesional un 22% el año pasado, es imprescindible que cumpla con su promesa de subirlo de nuevo, diga lo que diga el Banco de España.
Hay que controlar los precios del acceso a la vivienda, una necesidad básica para la dignidad humana.
Hay que someter a control público el mercado de la energía eléctrica.
Hay que diseñar un nuevo marco de relaciones laborales.
Hay que acabar con la economía sumergida y con el fraude fiscal.
Es la equidad la que puede darnos salida, es la solidaridad la que nos puede salvar.
La unificación de un tipo impositivo a nivel global para las grandes empresas transnacionales, impulsada por el presidente de EEUU y la OCDE, apunta en la buena dirección.
Los camiones de billetes que va a enviar la UE deben servir para modernizar nuestras estructuras productivas.
Hay que reducir las desigualdades, no digo eliminarlas, pero sí reducirlas. Sería bueno, antes de que los que no tienen nada que perder sean mayoría y “le den una patada al cubo”.
