Sonorama Ribera en tres, dos, uno... ¡Viva la música!
La espectación rodea la celebración de la más atípica edición de un festival, entre la ilusión de quienes esperan el reencuentro con la música en directo y el recelo de quienes esperan comprobar la eficacia de las medidas de seguridad contra el covid
Desde primera hora de la mañana se formaban colas en las taquillas donde ya se han repartido las primeras pulseras de acceso para un público que no tiene
Aranda de Duero
Las colas han comenzado a formarse en el recinto ferial de Aranda más de una hora antes de la apertura de las taquillas de Sonorama Ribera en la mañana de este jueves 12 de agosto. A las diez de la mañana comenzaban a retirarse las pulseras de acceso a la edición 24 de este festival ribereño. La más atípica. La más polémica. Y la más esperada. Porque serán 4.500 las personas que a partir de esta tarde se reencontrarán con la música en directo en el único escenario de los diez que había en la última edición al que este año se subirán los artistas. Y todo por el invitado no deseado que se coló ya el año pasado para cancelar el festival y para hacer de esta una edición particular: el coronavirus. Entorno a la pandemia los protocolos de seguridad, prohibiciones, restricciones y obligaciones han hecho de ésta la edición más compleja de Sonorama Ribera pese a que tendrá seis veces menos de asistentes.
Y se ha notado en la calle estas horas previas. Porque en Aranda se vive desde esta mañana dos escenarios bien distintos: el de un jueves absolutamente normal en las calles del centro y de los barrios, con sus idas y venidas, trámites y compras y sin rastro de los escenarios, coronas de flores y blusas tropicales que estos días poblaban el municipio. Esos elementos sí abundan sin embargo en las afueras de Aranda, en las inmediaciones del recinto ferial, donde multitud de seguidores del festival que lleva dos años huérfanos de Sonorama Ribera ha comenzado a hacer cola horas antes de que se abrieran las taquillas de esta edición. Y con un mensaje unánime "Aunque hubieran puesto una orquesta habríamos venido. Es Sonorama y eso es suficiente. Ya teníamos ganas de volver y oler otra vez el aroma de Aranda despues de este año y medio."
Pero no se le oculta a nadie que sobre este festival, en su edición más polémica, están puestas todas las miradas, las de quienes esperaban ansiosos este momento pero también las de quienes recelan del impacto que puesa suponer la celebración de tres días de festival en la situación sanitaria. Pese a que se cumple escrupulosamente la normativa y se han añadido nuevas autoexigencias. Se han eliminado todos los posibles riesgos de contagio que se pueden controlar, añadiendo medidas sobre las obligtorias, restringiendo toda la actividad al interior cerrado del recinto ferial, fuera del núcleo urbano, con un público sentado, ubicado en áreas estancas con sus propios accesos y salidas diferenciadas, y zonas de restauración acotadas fuera de las cuales está prohibido consumir. Y aún así buena parte del éxito de todas las precauciones pasa por la responsabilidad de los asistentes y muy especialmente de quienes vengan estos días con el ánimo de disfrutar fuera del recinto ferial, atraidos por la idea de ediciones anteriores donde la cultura musical se respiraba en cada crincón del municipio. Pero este año no será así. Aranda, no tendrá ninguna oferta distinta en el municipio que no haya otros fines de semana.
Porque la responsabilidad personal ya se ha demostrado en la vuelta a la normaliad de otros sectores y en otros aspectos de la vida, la organización de Sonorama confía en que también estará en esta edición de Sonorama Ribera, como explica Juan Carlos de la Fuente, uno de los principales responsables de la celebración de este evento. "Yo confío en la mayor parte de la gente, que es muy responsable y hace las cosas bien. Hemos ido volviendo todos a nuestras vidas, los niños a los colegios, hemos retomado muchas actividades con prudencia. Y esto es un paso más."
De la Fuente subraya que si quienes están detrás del festival optarón por celebrar esta edición, sabiendo las complicaciones e incluso siendo conscientes del revuelo que se iba a formar ha sido por compromiso con el sector de la industria cultural. "Este año celebrar Sonorama es un acto de responsabilidad y de valentía. También fueron valientes los festivales de Cataluña, para avanzar, con errores, pero con responsabilidad. También a nosotros lo que nos ha impulsado es un acto de responsabilidad hacia nuestro oficio para dar una normalidad a este sector."
En este aspecto incide también el presidente de Art de Troya, el colectivo cultural impulsor del festival. "Es una apuesta por la cultura, por todas las personas que viven de esta industria" asegura Luis Alberto Cuéllar, convencido y detallando multitud de sectores no directamente culturales pero que están implicados en la celebración de Sonorama Ribera "La empresa de seguridad, de comunicaciones, la que se dedica a poner las tarjetas en las pulseras para poder pagar con ellas, la de limpieza y tantas más. Dos años llevavamos sin verles y les hemos reencontrado. También son la familia del festival y es una responsabildiad para nosotros que pudan trabajar, porque todos comemos cada día. Hay que dar pasos con prudencia pero valentía para ir ensayando como recuperar cierta actividades, porque quizá la forma de celebrar festivales que vamos a tener estos días es la que tenga que durar, porque no sabemos si en un tiempo no podamos volver a la situación que teníamos antes."
Comienza el festival
Y en lo puramente musical, tras ajusta los horarios, estreno a las seis y media de la tarde con Calavento, al que sucederá la actuaión del rapero Nach. Y tras él El Kanka, Sidonie, Viva Suecia y Los Zigarros, para completar la primera de las pruebas de fuego.