Y Sonorama Ribera sintió lo mismo
Eva Amaral ofrece un recital de altura en la segunda noche del festival, en la que se intensificó la seguridad para hacer cumplir las medidas sanitarias
Aranda de Duero
Lo que Amaral hizo este viernes en Sonorama Ribera bien podría parafrasear su canción ‘Resurrección’. Porque puso patas arriba el festival, porque levantó pasiones y brazos (que no cuerpos, que tenían que estar sentados siguiendo todas las medidas de seguridad). El grupo zaragozano, mostrando su halcón y con una puesta de escena muy llamativa, hizo las delicias de los 4.800 asistentes en la segunda tarde noche ribereña.
Una tarde que se iniciaba con casi 40 grados de temperatura, los que aguantaron los valientes que escucharon abanico en mano las canciones de Derby Motoreta's Burrito Kachimba. Anni B Sweet fue la siguiente en subirse al escenario, intercalada por la animación de Ley DJ, que hizo ameno el tiempo de espera entre conciertos.
Pero el mayor flujo de gente comenzó a llegar con el atardecer. Y Delaporte aprovechó para hacer que los asistentes estuvieran en ‘movimiento’, antes de que la DJ diera el paso a la gran Eva Amaral. Pero si alguien pensaba que ahí se quedaba el espectáculo, se equivocaba.
Se equivocaba porque León Benavente irrumpió para desmelenarse y hacer disfrutar a quienes resistían a cenar, o ya lo habían hecho, y cantaban con el estómago lleno. La noche estaba echada sobre Sonorama Ribera, que tuvo para despedir su segunda jornada a quien presentara esta edición en Madrid hace unos meses: Arde Bogotá. El emergente grupo de Cartagena muestra maneras, arrancó muchos aplausos y fue la guinda de un inolvidable día de festival; segundo a la par que penúltimo.
Más control
El número de asistentes al festival este viernes incrementó en más de medio millar a quienes acudían en la primera jornada, y en materia de seguridad se notó aún más un mayor control, especialmente en las zonas de restauración. Allí el personal de seguridad tuvo que armarse de paciencia para pedir a más de un asistente que tomara asiento, todo lo contrario de la zonas habilitadas para los conciertos, donde se siguieron las medidas y se mantuvieron las mascarillas en todo momento.
Y es que nadie podía aguar una fiesta única que respiró ambiente, música y valentía. La de un festival que quiere hacerlo bien, para dar el mejor ejemplo de que sí, se puede disfrutar de la cultura.
Este sabado otras siete grupos cerrarán un festival atípico y especial, en el que aunque no se pueda saltar, nadie prohibe disfrutar.
Jorge Alvarado
Periodista. Responsable Digital de la SER en Aranda. Presentador de Hoy por Hoy Peñafiel y El Banquillo...