"To be or not to be"

Albacete

Decía el gran autor inglés, William Shakespeare, en boca de uno de sus personajes: Hamlet, príncipe de Dinamarca: "To be or not to be" Quizá una de las frases más famosas de la literatura teatral de todos los tiempos. "Ser, o no ser"

Y a lo que parece esa, es la cuestión. La única cuestión que en esta, mi primera firma de opinión, merodea de una manera compulsiva, en mi ya de por si, saturada cabeza. Así que me planteo al igual que el autor Bardo:

¿Cuál es más digna acción del ánimo,

sufrir los tiros penetrantes de la fortuna injusta,

u oponer los brazos a este torrente de calamidades,

y darles fin con atrevida resistencia?

Si pudiéramos luchar contra las injusticias, tan sólo oponiendo nuestros brazos a las calamidades y así darles fin. Todo sería muy fácil. Sólo tenemos que ponerle ganas o huevos que dirían los políticamente incorrectos u ovarios para cerrar el circulo.

Con lo que no contó el autor, es que esas injusticias, pudieran tener los brazos más fuertes que los nuestros. Y por tanto en evidente superioridad, nos pueden causar la muerte.

Muerte, una palabra que sólo con escribirla me produce escalofríos, en pleno mes de Agosto. Aunque dice Hamlet que:

"Morir es dormir. ¿No más?"... tal vez soñar.

Yo que soy mucho de soñar. Y pienso que "porque sueño, no estoy loco", como aquel mantra que se repetía en la película Leoló, de Jean Claude Lauzon.

En este sueño que hoy me desvela y no me ha dejado dormir... Me da por reflexionar sobre las circunstancias de un asesinato que ha ocurrido en nuestra ciudad y que nos ha mantenido en jaque durante varios días y aferrándome a las palabras del monólogo de Hamlet, considero... Que va a ser muy difícil:

"Aguantar la lentitud de los tribunales,

la insolencia de los acusados,

la violencia de los asesinos,

y el desprecio de los derechos humanos".

Y como en la escena primera, del acto tercero de Hamlet, me planteo que sólo uno mismo es dueño de su propia alma. Y que solo:

"El que sufre,

pudiera procurar su quietud

con un puñal."

Que mal sabe acostarse, desvelarse y levantarse con la palabra muerte.

Que mal sabe, esperar durante días un desenlace que deseas con todas tus ganas que sea el contrario al que tu intuición te dicta.

Y que frustrante es, cuando esa muerte, es producto de un ser humano que ha decidido cambiar su rol, por el de un asesino.

Querida María Isabel de la Rosa Cózar, vendedora encantadora, de cupones que procuran, nuestra felicidad.

No puedo dormir pensando en cómo pudo ser aquel momento en el que se congeló tu sonrisa. Y deseo con toda la rabia que tengo hoy en mi corazón que a partir de ahora, los pasos que se den sean aquellos que deben de ser.

Ser y no ser es la cuestión que hoy me desvela y por no ahondar en el dolor que siento.

Me despido con el mutis brillante de este monólogo tan conocido.

"¡Hermosa Ofelia!

Graciosa niña,

espero que nuestros defectos

serán perdonados en tus oraciones."