La confianza es "clave" en la atención primaria: los pacientes piden ver a su médico o enfermera

Pamplona

La pandemia modificó la atención primaria de presencial a telefónica. Consultas y síntomas relatados a un médico o enfermera por teléfono, pero ¿cuándo dejaremos de contarle nuestros problemas a un teléfono? Desde la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia, su presidente, Manuel Mozota, asegura "que no estábamos preparados cuando llegó la pandemia para trasladar la atención al teléfono, pero también afirma que "esto ha llegado para quedarse, no podemos negar que estamos en el siglo XXI y la tecnología está ahí".

Si es cierto que esta tecnología o nuevos sistemas tienen que aplicarse con medida y lógica, piden desde la Sociedad Navarra de Medicina de Familia y Comunitaria. "Es un buen sistema para consultas o dar resultados pero hay veces que la exploración y presencialidad es necesaria", explica su presidenta Maitane Tainta. Añade Mozota que "en muchas ocasiones ver al paciente, hablar con él y conocerle puede curar más que una prueba".

El problema radica aquí en la sobrecarga de los profesionales, ya que la pandemia no solo pasó la presencialidad de la atención primaria al teléfono sino que además cancelaron operaciones, alargaron las listas y se trasladaron a muchos especialistas de sus áreas a la atención de la pandemia. Pero esta situación "ya era así antes, no fue por la pandemia, esto solo agrabó problemas que ya había, enfermeras que han teníado que compaginar la atención en consulta con la domiciliaria, los cribados de covid y sus consultas rutinarias de tratamientos continuos". Fabiola Hueso, enfermera de atención primaria, cuenta como "cuando hay vacaciones o bajas no se suplan nunca al 100%".

La especialidad de enfermera comunitaria está reconocida desde 2010 pero "las condiciones precarias, contratos por horas o rotaciones hacen que muchos prefieran irse a otras comunidades autónomas o a otra especialidad", cuenta Fabiola. La situación empeora además en las zonas rurales donde hay menos tiempo para cada paciente y el ratio de atención es mucho más alto. "En pediatría los casos son dramáticos, hay pueblos o zonas en la ribera sin pediatra", se queja Mozota.

Al final, el que paga estos problemas es el paciente, que ve no solo mermada su atención sino su confianza, "la confianza es vital, lo primero para todos es la seguridad del paciente y cuando hay tanta rotación de profesionales por cubrir puestos que están sin atender al final la seguridad se ve comprometida", cuenta Fabiola Hueso, "los pacientes buscan tener un vínculo, te preguntan si el próximo día estarás y a veces no sabemos que contestar", añade.