Una semana después del crimen, ocurrido en la noche del 24 de agosto, el paradero del presunto parricida de Barcelona es todavía un misterio. El hombre mató a su hijo, de dos años, y se fugó del hotel saltando la valla de la piscina. Las imágenes de videovigilancia del hotel Concordia de Barcelona captaron cómo el hombre salía al pasillo de su planta de hotel, comprobaba sigilosamente que no hubiera nadie alerta y volvía a introducirse en la habitación. Los investigadores sospechaban entonces que se fugó en dirección a la montaña de Montjuïc. Pero volvió a ser visto en el aeropuerto de Barcelona. Las cámaras de la terminal del aeropuerto del Prat grabaron a Martin Ezequiel llegando en taxi. Tras pagar y bajarse le dijo al conductor que le aguardara unos minutos, pero nunca regresó. El presunto asesino de su hijo no ha volado con su documentación y los investigadores descartan que posea documentos falsos que le ayudaran en la huida. Las imágenes en poder de los investigadores le muestran dándose la vuelta antes del control de seguridad, pero no hay absoluta certeza de que haya salido del aeropuerto. No ha cogido ningún vuelo con su pasaporte o DNI, y aunque no se descarta del todo es poco probable que portara documentación falsa para volar haciéndose pasar por otra persona. En las imágenes del aeropuerto llevaba la misma ropa que se le vio cuando huyó del hotel. Había reservado la habitación de hotel el domingo 22 de agosto, dos días antes del crimen, otra señal de la premeditación con que actuó y que será un agravante más si finalmente es juzgado. Buscan su rastro por toda Barcelona y también en El Vendrell, la localidad de Tarragona a donde regresó a vivir con su familia tras iniciar la separación con su pareja.