Ratas, cucarachas y chinches en residencias de mayores de Canarias
"Resulta indescriptible la conmoción que produce encontrar esta falta de higiene y salubridad en los centros", reza un informe extraordinario de la Diputación del Común en Canarias
El informe contiene valoraciones gravísimas sobre el estado de las residencias en Canarias antes de la pandemia
La infomación está en manos del Parlamento desde noviembre y ni siquiera se ha hecho una exposición pública en la Cámara, obstaculizando su difusión
Tenerife
La Diputación del Común elaboró un informe extraordinario un mes antes de la irrupción del coronavirus avisando de la grave situación en que se encontraban las residencias en Canarias. En ese informe se constata la convivencia de los residentes con ratas y cucarachas en las cocinas, chiches en los colchones e incluso brotes de sarna recurrentes recogidos en las actas de algunas de las residencias. La investigación la llevó a cabo la Adjunta a la Diputación del Común para la protección de los derechos de las personas mayores en 2019, realizando 25 visitas a centros de Gran Canaria, La Palma, Lanzarote y Tenerife con una duración aproximada de una hora y 45 minutos cada una.
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Las entrevistas se programaron de manera aleatoria, con el mero criterio de asistir a centros de distintas islas con diferentes números de plazas para así mantener proporción y equidad. Las visitas eran no concertadas, sin acuerdo previo con las personas responsables de los centros. Aunque se enviaron cartas a más de ochenta centros, la pandemia truncó las expectativas y solo pudieron investigar veinticinco. "Mientras unos recursos residenciales han mostrado una esmerada colaboración, en otros se han sucedido momentos de absoluto desprecio a la labor desarrollada", llega a decir la Adjunta en el informe, que fue "invitada a abandonar" una de las residencias que visitó en Tenerife.
"Según la propia información de los centros, las visitas médicas se distancian casi en un año y, en caso algún episodio agudo únicamente acuden los profesionales de urgencias", reza el informe, señalando que la atención médica que reciben los residentes "no es real ni acorde con las necesidades de las personas mayores", añade. "Resulta indescriptible la conmoción que produce encontrar esta falta de higiene y salubridad en los centros, sin ser detectada por las administraciones encargadas de inspeccionar y velar por el funcionamiento en los recursos para personas mayores, y, a su vez, sin ser desvelada por familiares u otras personas que accedan a las instalaciones. Apelamos a la responsabilidad social de trabajar por un mínimo de bienestar de las personas mayores", reza el informe de la Diputación del Común.
El "informe de los horrores" está en manos del Parlamento desde noviembre y nadie ha reaccionado
Visitas médicas de año en año, contratos mercantilistas, personas mayores atadas a sus camas sin protocolo que lo regule, ausencia total de intimidad y de inspecciones y hasta cocinas con espacios abiertos utilizados, literalmente, “como vertedero de los propios desechos de esas cocinas”, puede leerse en el informe. Estos datos recogidos por la letrada Milagros Fuentes y el equipo de la Diputación del Común está en manos del Parlamento desde noviembre y sin embargo, ni siquiera han dado fecha a la Diputación del Común para presentarlo en la Cámara. "Baños con evidentes signos de suciedad, dos brotes de sarna, infestaciones por chinches en los colchones, comedores con restos de comida durante horas, colillas amontonadas en las puertas", detalla el informe.
La Diputación del Común también denuncia en este informe una ausencia total de intimidad y un bajo nivel de inspecciones. También detalla escenas terribles como personas mayores en fila india en estrechos pasillos para acceder a comedores, -alguno con restos de comida pasada más de una hora-. "Personas que comen solas, en un rincón del salón, sin interacción y de espaldas al resto de la actividad del centro, personas que se mantienen con manchas de restos de comida, sin cambios de ropa salpicada durante el resto de la jornada", dice literalmente el infome. Humedades en las habitaciones y hasta cocinas con espacios abiertos utilizados, literalmente, “como vertedero de los propios desechos de esas cocinas".
No existen protocolos que regulen cómo y cuándo atar a los residentes con sujeciones mecánicas a sus camas
El uso de elementos de sujeción en la atención y cuidado de las personas tiene la obligación de preservar los derechos fundamentales de libertad, derecho a la autonomía, así como el respeto a la dignidad humana. "En Canarias, a diferencia de otras comunidades se carece de regulación sobre el uso de sujeciones, ni siquiera hay un protocolo consensuado de procedimiento", explica el informe. El único centro con acreditación de Confederación Española de Organización de Mayores (CEOMA) como centro libre de sujeciones es AMAVIR Tías de Lanzarote. Los consentimientos informados brillan por su ausencia, también para traslados a los hospitales.
"La mayoría de las habitaciones son de uso compartido", explica también el informe, señalando la ausencia de la intimidad. Todos los centros deben contar con un expediente individual de cada uno de los residentes que, además de disponer de toda la documentación personal, social, sanitaria contenga el plan individual de atención con la valoración e intervención en la capacitación individual. "Cinco centros ponen de manifiesto que sus expedientes son una mera carpeta con documentación de las personas, sin valoraciones profesionales y, por ende, sin seguimiento y evolución de la promoción de la autonomía personal", dice el informe. "Plantillas personales incompletas denotan falta de rigor, sin evaluación y seguimiento profesional, realizando las labores de manera improvisada. El comentario de una auxiliar de geriatría de “hacemos un mero papel”, llega a decir el informe.
Javi Rodríguez
(La Palma, 1991) Periodista vinculado a la Cadena SER en Canarias desde el año 2009, apasionado de los...