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Benito, el último pastor trashumante del Moncayo

El oficio se ha ido perdiendo y hoy en día pastorea con su ganado en soledad

Cabaña de Benito Gomara en los pastos del Moncayo / Centro de Estudios Borjanos

Cabaña de Benito Gomara en los pastos del Moncayo

Tarazona

Benito Gomara es el último pastor trashumante del Moncayo. Cada verano, traslada a sus más de 2.000 ovejas desde Ejea de los Caballeros hasta los jugosos pastos de Añón, donde permanece junto a su ganado refugiado en una caseta de pastores.

Benito Gomara, el último pastor trashumante del Moncayo

Benito Gomara, el último pastor trashumante del Moncayo / Carmen Rita López

Benito Gomara, el último pastor trashumante del Moncayo

Benito Gomara, el último pastor trashumante del Moncayo / Carmen Rita López

Allí compartía praderas con otros 15 pastores hace 20 años. Pero el oficio se va perdiendo y hoy en día Benito sube al Moncayo con su ganado en soledad. "Solo, este año, desde primeros de junio; hay años que aguanto todo el mes de octubre pero este año, como van a parir pronto, me las llevaré a primeros de octubre".

Su destino son los pastos de Añón, en la parte alta del monte, tan codiciados antaño y prácticamente abandonados en la actualidad. "Son pastos muy finos y lo que más le vale al ganado es la libertad que tienen, que no las encierro ni noche ni día", continúa Gomara.

Esto le supone vivir en una cabaña de pastores en pleno monte durante meses. "No me importa", reconoce, "lo llevo bien y tan contento". Las ovejas pastan en libertad y ayudan a limpiar el monte. A más ganado, menos incendios.

Pero no todo es paz y tranquilidad en el Moncayo. Benito ha vivido momentos tensos en lo alto del monte. "Una vez me mató un rayo 350 ovejas; otro año había un lobo y no paraba de matar animales, pero entonces estábamos 15 pastores por aquí, y con alguna  tormenta a veces lo pasas mal", recuerda.

Pastos de Añón

Pastos de Añón / Centro de Estudios Borjanos

Pastos de Añón

Pastos de Añón / Centro de Estudios Borjanos

Natural de Añón y afincado en las Cinco Villas, se dedica al pastoreo desde los 8 años. Heredó el oficio de sus padres y lo ha trasmitido a sus hijos. Ahora hay menos pastores, el oficio se pierde y el ser humano se sustituye por las nuevas tecnologías.

En unos días Benito bajará a sus ovejas del Moncayo e iniciará el camino de regreso a Ejea por los antiguos pasos ganaderos. A sus 76 años no descarta una nueva trashumancia, una tradición que espera mantengan sus hijos, todos ellos ganaderos.

 
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