Así ganó el Recre al Ceuta B

Huelva

Decano de mi alma, hasta dónde llegaba la cola una hora y media antes... Pero había tantas 'ganas de Recre', que no hay espera que se hubiera hecho pesada, ni razón para no haber estado alegre. Y es que ha vuelto el fútbol al Colombino y, además, he vuelto siendo fútbol de verdad. Este año, el equipo ofrece algo que hemos echado de menos, tanto como el poder ir a verlo: es reconocible. La cosa cambiará algo según el rival (en casa, poco), pero las líneas maestras del plan las conocemos: abrir el campo y buscar centros que en el peor de los casos provoquen segundas jugadas y, con ello, fabricar también los espacios con los que pueda moverse la gente que juega por dentro. Y salió bien: el Recreativo se impuso a un conjunto ceutí que usó en el campo el autobús que traía en el barco. Y sumar de tres en tres ensancha también otro campo, no menos importante, como es el de mejora. Porque parece que hay jugadores que están asimilando las ideas del míster mucho mejor que otros. Recre 2-Ceuta B 0, las tardes de domingo pueden ser maravillosas, si lo son las mañanas.

A diferencia de otros días, la mayoría de futbolistas fueron rindiendo de menos a más, y eso repercutió en que las cosas, antes o después, fueran saliendo en el plano colectivo.  Cuando comenzó el partido, y aunque el dibujo era el de siempre, los cambios introducidos en el once por Alberto Gallego necesitaron su tiempo y el juego del equipo se fue cociendo a fuego lento hasta estar en su punto. Arjona y Víctor Barroso se molestaron al principio, ocupando el mismo espacio en el verde, hasta que el primero se asentó en su rol de brújula y el canterano, con más libertad, se atrevió a irse hacia arriba. Y por las bandas, mientras que a Peter le costó un poco entrar en el partido, a Diawara le supuso un reto salir de los uno contra uno y centrar con acierto. Porque centrar, centró. Y es que la historia del senegalés podría ser la historia misma del partido: el planteamiento del rival fue aburrir, aburrir y aburrir, pero Diawara centró, centró y centró, hasta que… Víctor, 1-0.

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Y, junto a la consigna de insistir en el plan, me pareció ver otra muy clara, que es la de soltar muy rápido la bola para que sea ésta la que se desplace sin mover mucho a la gente de su sitio, pero mientras que los carrileros lo entendieron, Terán se entretuvo muchísimo con el balón en los pies y, en muchas ocasiones, daba tiempo a la defensa visitante a cortar las líneas de pase. Fraile fue entrando con los minutos en la dinámica correcta, pero el 14, de quien sigo esperando su mejor versión, acabó ahogándose en su propia inquietud por ser protagonista.

En la segunda mitad, y con las mismas armas, el Recre salió a matar el encuentro. La banda izquierda comenzó por fin a funcionar y, con el equipo mandando en todo lo que pasaba sobre el campo, fue por ese lado por donde llegó el segundo. Peter metió un centro con muy mala leche, que acabó colándose en la portería rival. 2-0 y nada hacía pensar ya en un giro de los acontecimientos. Adrià “Ojo de halcón” Arjona (el apodo no es mío) se hizo dueño del centro del campo y, con un Ceuta B cada vez más partido en dos, pudo asistir mucho más que otros días. Seguramente tuvo algo que ver la entrada de Sales, que posibilitó que se repartiesen las ayudas como buenos hermanos, para dejar a Barroso en la media punta.

Esta vez no tocaba ver carrileros/interiores, sino que la novedad fueron los centrales sin frenos,  a los que en muchos lances vimos completamente arriba. Creo que no es esto lo que propició algún acercamiento muy peligroso del rival, sino el hecho de que no se quedase nadie y, en todo caso, la imposibilidad de poder atajar todas las acciones de ataque que, en un partido, propone el otro. Magnífico debut de Ale Limón, a quien no va a penalizar no meter ese gol, por su simpatía en la sala de prensa.

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Chendo cambió de socio con la entrada de Juan Delgado, y crearon una sociedad al 50%, pero ni aún así vieron puerta. Alguien a mi lado pedía más tranquilidad en muchas acciones a nuestro máximo goleador, pero yo creo que no es una cuestión de calma, sino de raza: para lo bueno y lo malo, un tigre es un tigre, y no puedes pedirle que sea otra cosa.

Debemos contextualizar todo lo sucedido en el Colombino, para que cualquier análisis que podamos hacer (y cada uno tiene el suyo) nos acerque lo más posible a la realidad del próximo encuentro, y nos anticipe así el mayor número posible de situaciones que puedan darse. El Recreativo jugó mejor que frente al Utrera, pero ni el rival, ni el terreno, ni el escenario, eran los mismos. El crecimiento del equipo es innegable, y las victorias apuntalan la fe de la plantilla en lo que hace cada día, y en el objetivo con el que sueña. Pero la próxima semana nos espera un rival que, para hacer buena cada cosa en la que vamos mejorando, nos obligará a adaptarnos en mayor o menor medida a aquello con lo que nos esté esperando. Nadie se va a comer a nadie este año. Todo lo más, alguno, sus palabras.